domingo, 6 de noviembre de 2016

Tumbaderas, maracas y güiro: instrumentos musicales originarios de indios cubanos. Micaela Ginés la primera mujer negra guitarrista en Cuba. Géneros musicales de raíz europea nacidos en Cuba. Parte I



Tumbaderas, maracas y güiro: instrumentos musicales originarios de indios cubanos. Micaela Ginés la primera mujer negra guitarrista en Cuba. Géneros musicales de raíz europea nacidos en Cuba. Parte I



Por:    Jaime Del Castillo Jaramillo



Cuba tuvo como pobladores originarios a  los indios arawacos, procedentes del Brasil y de Colombia, y ellos eran básicamente pescadores, todos los restos arqueológicos así lo indican y lo demuestran, ellos se dedicaron a la pesca, y no se adentraron sierra adentro.


Los indios siboneyes, tainos y guanatabeyes, hicieron música también, de ellos provienen los areítos, y tenían sus expresiones folklóricas donde sus instrumentos musicales ya están debidamente registrados, esos indios originarios pobladores de la isla de Cuba, usaron tambores, que se llamaron tumbaderas o tumbanderas, y no solamente eso, también usaron las maracas y el güiro, o sea, no se puede afirmar alegremente que el uso de los tambores o congas son creación africana en Cuba, porque ya los indios cubanos originarios lo usaban, así mismo, y lo mismo se puede decir sobre el uso de las maracas y del güiro, de origen indio y nunca africano.




Con el descubrimiento de la Isla de Cuba, y con la llegada personal del mismo célebre descubridor italiano Cristóbal Colón, se inaugura la llegada civilizadora de Europa en general y de España en especial a la isla cubana, y los primeros pobladores europeos en Cuba fueron mayormente de las regiones de Andalucía y de Castilla, quienes llegaron con su cultura y su música por cierto, música muy rica en variados ritmos, los mismos que en la misma España habían bebido de la vertiente arábiga (los árabes dominaron ochocientos años en España), por lo tanto la música española que llegó a Cuba era suficientemente generosa y de fértil enjundia en originales, bellas y diferentes melodías y ritmos y géneros, dichas melodías, ritmos y géneros musicales hispanos eran hijos de las distintas regiones peninsulares, por lo tanto, en Cuba tenían suficiente modelaje y estilos y ritmos y melodías musicales al escoger, vale decir, la formación musical europea en Cuba fue muy rica y atractiva y seductora y bella como para soslayarla o no ser influido por ella, estos ricos insumos musicales europeos y nuevos en Cuba, se fueron asimilando y consolidando y sedimentando e instarían, inspirarían y promoverían la creación de los geniales géneros musicales populares cubanos de admiración universal. África y su música y danza no generó ningún interés, ni mucho menos emoción en las clases dirigentes y gentes principales o notables en Cuba, fue todo lo contrario.


No solamente fueron los españoles, los maestros, formadores y promotores de la danza y música en Cuba, sino también fueron los franceses, quienes hicieron sentir su fuerza civilizadora y cultural con más fuerza, precisión y huella, en el bullente e inquieto siglo XVIII o Siglo de las Luces, y precisamente con los franceses es que se da origen a la famosa Danza cubana.




Importante, valiosa y relevante información tenemos en el Tomo 1 del antiguo Protocolo de antigüedades, literatura, agricultura, industria, comercio, etcétera, de don Joaquín José García, y que fuera impreso y publicado para el año de 1845, donde se testimonia, --y de primera mano--, cómo era la actividad y las costumbres y el ambiente musical de la principal ciudad: La Habana, nos encontramos entre el año 1562 al 1598, a finales del siglo XVI.



Leamos lo que nos escribió nuestro autor mencionado don Joaquín José García, y es en los siguientes términos: “1562 a 1598 […] Los bailes en la Habana son graciosos y extravagantes, conservan todavía en los primeros, la rudeza y poca cultura de los indígenas, y en los segundos, la escasez y ningún recurso de una población que comienza a levantarse. Hay en esta villa cuatro músicos que asisten a los actos a que se les llama, mediante un previo convenio. Son estos músicos Pedro Almanza, natural de Málaga, violín; Jácome Viseira, de Lisboa, clarinete; Pascual de Ochoa, de Sevilla, violón; Micaela Ginés, negra horra, de Santiago de los Caballeros, vigüelista, los cuales llevan generalmente sus acompañados para rascar el calabazo y tañir las castañuelas. Estos músicos siempre están comprometidos y para obligarles a la preferencia es preciso pujarles la paga, y además de ella, que es exorbitante, llevarles cabalgadura, darles ración de vino y hacerles a cada uno, también a sus familiares, además de lo que comen y beben en la función, un plato de cuanto se pone en la mesa, el cual se lo llevan a sus casas y a este obsequio llaman propina de la función. Esos mismos músicos concurren a las fiestas solemnes de la parroquia, que son las de San Cristóbal, San Marcial
y Corpus.”
 


El testimonio de García ut supra, es contundente, Cuba desde sus inicios practicaba la música y la danza con devoción, y los músicos eran personajes muy considerados y respetados, se les pagaba muy bien, se les trataba con respeto, se les daba de beber y de comer y la ‘propina’ consiguiente para sus familiares, o sea, eran los engreídos de la sociedad, y lo más importante: a un siglo de descubierta la importante y estratégica isla de Cuba, y a 60 años de su fundación la principal ciudad y primerísimo puerto de La Habana, los instrumentos musicales líderes, eran los instrumentos musicales europeos desde el inicio cubano, tal como hemos podido confirmar: el violín, el clarinete, el violón, la guitarra, y los negros libres ya dominaban instrumentos musicales europeos. Micaela Ginés es la primera mujer negra libre (horra) que dominaba la guitarra española o vigüela. Este dato es importantísimo para la tesis que desarrolla el que suscribe, tal y como lo he demostrado en mis anteriores artículos sobre Música.


Otro testimonio valioso nos confirma el uso del güiro en las reuniones musicales en La Habana, --y después el güiro se trasladaría a las regiones rurales, donde se cultivaría el changüí--, y la participación de los negros libres en las ceremonias religiosas católicas, o sea, la europeización del negro en Cuba fue intensa, profunda, extensa y exitosa, por cierto, leamos pues a don José María de la Torre en su obra Lo que fuimos y lo que somos o La Habana antigua y moderna donde nos dice muy claramente que el güiro se usaba dentro de las iglesias, el güiro como instrumento musical indio que asumieron los negros en su proceso de evangelización católica: “son favorables las noticias que se tienen de la música en la Isla, bastando saber que en las iglesias cantaban negras y que entre los instrumentos aparecía el güiro, usado hoy –dice el historiador– en los changüís del campo”.



Y sobre la danza o los bailes establecidos para esa época en la principal ciudad cubana, pues estaban en boga: el zapateo y la contradanza, y ambos eran de raíz y procedencia europea. Y la contradanza en Cuba, era la delicia del extranjero que visitaba la Isla, y sobre todo era un gran espectáculo para los mencionados turistas, cuando los negros la bailaban; el negro siempre buscó imitar a sus líderes europeos (nunca a los africanos), el  negro siempre aspiró a ser considerado: negro ‘de sociedad’.


En Cuba, la música y la danza se originan fusionando el sentir criollo ya españolizado o europeizado por cierto, con recuerdos indígenas, tan es así que en las primeras centurias de dominación o colonización española, se danzaba la zarabanda, y entre otros bailes que en las Españas se practicaban en los conventos de monjas, y sobre todo en las procesiones religiosas, las alegres comparsas entonces, eran obligatorias y muy apreciadas por el pueblo, y muy poco caso le hacían a los reclamos airados e iracundos del padre Mariana que llamaba “invención del Infierno” a esas danzas donde el pueblo participaba con alegría, ímpetu y fruición.



Es muy cierto que siempre hubo en Cuba, licencia y cuerda y tolerancia para aupar temas subidos de tono en las letras de las canciones populares, --así dimos cuenta en otro artículo sobre el punto, con la documentación probatoria del caso--, pero, la elevación de la cultura también dio vía y permitió la crítica pertinente e idónea bajo presión de los cánones de la moral pública, y por lo tanto, ese punto mejoró grandemente, tal como lo consigna nuestro anterior autor mencionado La Torre, y es que esas letras un poco atrevidas y que provocaban el escándalo, --porque se bailaban también--, provenían no solamente de la gente mestiza, sino también de los extranjeros o turistas o gente de paso por Cuba, como por ejemplo los presidiarios de México, quienes introdujeron el jarabe en La Habana.



Con el revolucionario siglo XVIII europeo, y como no podía ser de otro modo, Cuba también recibe los nuevos vientos, modas y cambios, y precisamente en ese siglo se verifica la introducción de la famosa ópera francesa e italiana y por cierto La Habana se transforma, se refina y se europeíza mucho más, y en la misma  Cuba se empieza a dar creación a canciones para la ópera nacional, todavía no existía un solo género musical criollo cubano, la Isla estaba siendo educada y formada y refinada con solidez, profundidad y lentamente, en y con la cultura y la música europea en gran forma y brillante estilo. El negro libre y criollo cubano tenía entonces, un fuerte y elegante y culto referente cultural y musical en los europeos, el negro libre y criollo cubano observaba todo con mucha atención y copiaba, y le maravillaba y lo seducía el sonar de los instrumentos musicales europeos, los consideraba mágicos, y se afanaba en aprender a tocarlos y dominarlos, y en el campo o zona rural, los negros libres y criollos difundían la cultura, los modales y la música europea y española, y no olvidar, que el campo o zona rural, estaba a tiro de piedra de la ciudad.



  
Y para que quede bien establecido, sólido y claro, lo que vengo afirmando aquí, leamos a un intelectual y testigo de excepción de la cultura y música de su tiempo, donde nos da cuenta del imperio de la Danza europea, como referente prioritario, cardinal y fundamental del cubano de su tiempo, --África nunca tuvo nada que ver en La Habana, que era la ciudad Luz de Cuba--. Leamos pues al señor don Esteban Pichardo, quien en su Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas, sentencia en forma categórica sobre la Contradanza, la misma que se bailaba preferente y obligatoriamente en toda Cuba, y esa Contradanza original fue variando y acriollándose hasta convertirse en la Danza, que como bien sabemos, fue la amorosa madre del Danzón, y del Danzón se desprenderán gloriosos géneros musicales criollos cubanos.




Para ser más explícito, la Contradanza, --que fue muy popular y que se bailaba en toda Cuba--, fue un género musical que nació en la fría y lejana Normandía de Europa del Norte, luego fue llevada a la flemática y orgullosa Inglaterra. Ese refinado género musical netamente europeo fue el que llegó a Cuba y se volvió popular en toda la Isla, --África nunca tuvo presencia cultural ni musical trascendente y oficial en Cuba, nunca jamás--.



Y para clavar bien lo afirmado líneas arriba, pues recordemos al afamado escritor don Buenaventura Pascual Ferrer quien consigna con generosos y enjundiosos detalles mil, que la gente poderosa, noble y dominante en Cuba, en suma la crema y nata de la Isla, o los principales, organizaban elegantes y bien sonados bailes y para ello contrataban a buenos músicos, y con esa buena música a la usanza europea, bailaban siguiendo los cánones de la escuela francesa, Cuba fue europeizada desde su descubrimiento en forma intensa y extensa y con alto nivel cultural y musical. El negro en Cuba: vio, presenció, escuchó y aprendió, y luego lo copió; el negro en Cuba con esa escuela y enseñanza europea, pues aspiraba grandemente en querer también convertirse en un negro ‘de sociedad’, o negro “fino” o “decente” como le decimos en Perú.



La contradanza entonces, llegó de la extraña y muy alejada Normandía a Cuba, y así lo confirma también el célebre lexicógrafo Bouillet quien confirma que de todas las danzas que se  conocían y que se bailaban en la misma Francia y para el siglo XVII, es solamente la Contradanza la que sobrevivió, ya había desaparecido el popular minué en el siglo XVIII, y también había desaparecido la gavota cuando sentó sus reales el Imperio.



Otro investigador y estudioso en la materia como don Serafín Ramírez afirma que a la contradanza normanda, adaptada luego en Inglaterra, y adoptada en Francia, pues cuando llegó a Cuba sufrió adaptaciones al ritmo criollo, por eso escribió el autor en mención lo siguiente “que las figuras que en aquella se hacían, llamadas pantalón, pastourelle, galop, eté, trenisee y chaisse-croisé, fueran substituidas por la bajada y subida, por la cadena y cedazo de la nuestra”.





En Cuba existieron profesores del género de composición, denominado la Contradanza bajo comento, y para ser estrictos, la etimología de la palabra contradanza proviene a su vez del término country-dance de la imperial Inglaterra, y, para más detalles y abundancia, pues nos remitimos a los estudios precisos que hicieron en su momento los célebres Rousseau, Littré, Turbri, Fargas y con esas fuentes privilegiadas y de alto nivel, no quedará ningún resquicio de dudas sobre lo que venimos afirmando.




En Cuba, desde siempre, el baile fue social y culturalmente muy importante, y signo distintivo de la Isla; la preocupación y cultivo del baile o danza fue de primer orden y con la mayor fundamentación y escuela, era preocupación no solamente de la gente principal, sino también, del pueblo en general. La historia confirmada da cuenta que en Cuba y a la mitad del revolucionario siglo XVIII, abundaban en la principal ciudad de La Habana, sendas y afamadas academias de danza, en donde por razonables precios y montos, --y según lo indican las publicaciones diarias de esos años--, se enseñaba el minué, clasificado en “serio, común, de la corte, con allegro de Gavota, alemanado, del dengue (compuesto en esta ciudad), escocés, nuevo, afandangado, campestre y pastoral; la Contradanza, de moda española, rusa e inglesa; los Rigodones; el baile inglés de una, dos y cuatro personas y el Vals figurado, ruso, francés, y de la mousarrina”.




Creo que queda perfectamente claro que la preocupación cultural y musical del hombre culto y principal de Cuba no era África en modo alguno, sino Europa, y los negros en Cuba, no tenían como referente al África en modo alguno, sino que su referente y su aspiración y deseos, se iban en ojos y oídos, en querer aprender a bailar, y a tocar esos bellos y mágicos instrumentos europeos que sonaban bellamente en las fiestas ‘de sociedad’.




Es más, está bien documentado que para 1832, se abrió en la céntrica calle de los Oficios, número 66, en La Habana, senda academia de baile o danza, donde se enseñaban tanto los bailes nacionales, como también el fandango, las gaditanas, las sevillanas, las rondeñas, las seguidillas, las malagueñas, el olé, las guarachas, entre ellas, la del dengue con castañuelas, zapateado de Cádiz, panaderos, la cachucha, alemanados de moda, etcétera; es decir, Cuba vivía preocupada de la música y la danza europea, y la cultivaba y la practicaban con delección, --también empezaron a crearse los bailes oriundos cubanos que no eran otra cosa que la fusión con las modas y danzas europeas--, y para ello existían músicos profesionales siempre, el oído musical cubano se perfiló y se agudizó y se afinó, y para el siglo XX ya eran maestros consumados y quedaron listos para crear sus propios géneros musicales que causaron admiración en el universo.


(Fin de la primera parte)


Lima,  24 de abril del 2016

Jaime Del Castillo Jaramillo

Abogado egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo ‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis: “Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”, “Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”; “Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social, articulista y conferencista.
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