domingo, 13 de noviembre de 2016

Jazz: refinada cultura negra de formación europea y sentimiento de negros pobres (New Orleans). Negros criollos cultos y negros de clases bajas enfrentados socialmente, se unieron musicalmente creando el Jazz. Historia del Jazz. Parte VI






Jazz: refinada cultura negra de formación europea y sentimiento de negros pobres (New Orleans). Negros criollos cultos y negros de clases bajas enfrentados socialmente, se unieron musicalmente creando el Jazz. Historia del Jazz. Parte VI



Por:    Jaime Del Castillo Jaramillo





Louisiana es comprada para 1803, y el nuevo gobierno levantó las antiguas restricciones comerciales para los que surcaban el importante río Mississippi y de inmediato la circulación comercial se intensificó vía fluvial y gatilló para bien, la economía de Nueva Orleans, ciudad que rápidamente ingresó al dorado reino de la prosperidad sin atenuantes y por más de medio siglo.




Como no podía ser de otro modo, la población de la próspera ciudad se duplicó y pasados unos quinquenios y como era de esperarse fue puesto en servicio el primer barco a vapor: “New Orleans” y en el río Mississippi, ese importante transporte fluvial facilitó grandemente la navegación río arriba y elevó el poder, situación y posición de la ciudad de Nueva Orleans convirtiéndola en gran polo comercial en toda la región.




La prosperidad de New Orleans, empezó a tambalear, cuando estalla la gran y terrible Guerra Civil, pero sobre todo, el golpe más fuerte y contundente que recibió la próspera ciudad, fue el imparable cambio y modernización en materia de infraestructura del país. La modernización de los EE.UU., avanzaba a pasos agigantados arrasando todo que esté débil y no resista el paso imbatible de la modernidad material.



Por ejemplo, para culminar el siglo XIX, el formidable invento y transporte efectivo y poderoso del ferrocarril, sustituiría con el paso del tiempo al barco de vapor, que otrora era el principal transporte en los Estados Unidos, y con el paso, avance y circuito comercial del ferrocarril y como no podía ser de otro modo, emergen nuevos y muchos puntos comerciales por doquiera suene el pitar de los poderosos ferrocarriles. Nueva Orleans que ayer era puerta de entrada al más importante sistema de transporte fluvial norteamericano decayó comercialmente.



No solamente eso, la economía débil y golpeada, atrajo para mal, la corrupción política crónica, y tanto fue así que, para 1874 el Estado de Louisiana se volvió insolvente absolutamente, no podía ni siquiera pagar el interés principal ni menos el acumulado de su deuda pública que ascendía a 53’000,000 millones de dólares.




New Orleans si tenía inversiones de capital, pero dirigida específicamente o dedicada a los recursos naturales y sobre todo a los yacimientos petrolíferos, por lo tanto, la riqueza de Nueva Orleans no se quedaba en Louisiana, sino todo lo contrario, se iba a otros lugares, las más de las veces cruzaba la frontera con el Estado de Texas.




Muchas historias del jazz que abordan obligatoriamente a Nueva Orleans, soslayan olímpicamente la gran verdad fundamental y contundente: cuando nace el jazz, la ciudad madre de Nueva Orleans estaba en pobreza y en ostensible decadencia. Y para colmo de males, la población que había crecido en un 400%: entre  1825 a 1875, pues, para el año de 1878, el 2% de la gente de la mencionada ciudad murió a causa de una terrible epidemia de fiebre amarilla.




Nueva Orleans siempre fue víctima de pestilencias y enfermedades, toda vez que la histórica ciudad se aloja bajo el nivel del mar y su clima es húmedo y cálido, con sopor permanente, y para colmo de males, tenía precarios servicios higiénicos, ya que la mencionada ciudad no contó con el tratamiento de aguas residuales que disponían otras ciudades norteamericanas y con alta tecnología, y ese fallo se verifica hasta 1892, por lo tanto New Orleans era un crónico cultivo de mosquitos, alimañas, bichos y toda clase de parásitos. En los anales de la ciudad está que el contrabajista Pops Foster o George Murphy "Pops" Foster, nacido un 19/5/1892 y fallecido un 29/10/1969, el mismo que suscribió sobre las terribles condiciones climáticas urbanas, las mismas que eran tan insoportables que tenían que usar mosquiteras.



La atrocidad y la infelicidad de sufrir epidemias horribles y de convivir con la muerte permanentemente, quizá explique, --haciendo un esfuerzo de sicología social--, el porqué de la fascinación y afición desmedida de los habitantes de la ciudad de Nueva Orleans por las celebraciones, los desfiles y las fiestas, pero sobre todo por sus lucidos y sonoros desfiles o cortejos fúnebres; Dionisos y Tanatos en amoroso y extraño abrazo, lo funerario y lo festivo, la lágrima y la risa, el lamento y el jolgorio, juntos y combinados, quizás estas celebraciones alegres y musicales, les permitían doparse y evadirse colectivamente: posible mecanismo de defensa social y cultural, olvidando aunque sea de momentos, los terribles sufrimientos y pestilencia y padecimientos que  les prodigaba su ciudad residente.




Mucho se ha dicho, o específicamente, mucho se ha especulado, en cuanto a la relación del jazz con los burdeles de Nueva Orleans, sobre todo se menciona el manido nombre de Storyville, que efectivamente era un conocido bloque citadino donde se ejercía la  prostitución en la histórica ciudad bajo comento, pero realmente tuvo vigencia en escasos veinte años, ya que fuera inaugurado por las mismas autoridades ediles un 1° de octubre de 1897, y luego fue clausurada por la marina de los Estados Unidos el 12 de noviembre de 1917. Pero en verdad de verdades, no está probado fehacientemente que el Jazz haya nacido en los burdeles.



Donald Marquis, respetable estudioso del jazz de Nueva Orleans y sobre todo, especialista en la biografía de Buddy Bolden considerado el primer músico profesional del jazz, pues el mencionado biógrafo Donald Marquis sentenció tajantemente que Bolden “no tocaba en los burdeles. Ninguno de los músicos entrevistados recordó haber tocado con un grupo en un prostíbulo, ni conocían a nadie que lo hubiera hecho.”




Es más, cuando se hicieron investigaciones minuciosas y profundas sobre el Jazz, resultó que el nombre de Storyville, --incluido en muchos diccionarios del jazz--, era desconocido para los músicos de jazz de la época. Así lo ratificó el mencionado contrabajista Pops Foster: Mucho después de marcharme de Nueva Orleans la gente me venía a preguntar sobre Storyville, allá abajo. Yo pensaba que sería algún pueblo por el que tocamos y del que yo no me acordaba. Cuando me enteré de que se referían al barrio de las prostitutas, me quedé asombrado. Nosotros siempre lo llamábamos el Barrio [the District]. Pops Foster dejó bien en claro que la mayoría de los pioneros músicos de jazz no tocaban en el Barrio o en el prostíbulo llamado Storyville.



Muy al contrario, antes de vincularse con prostíbulos, el Jazz estaba más vinculado a las iglesias religiosas de New Orleans, así lo dejó registrado Paul Barbarin o Adolphe Paul Barbarin nacido un 5/5/1899 y fallecido un 17/2/1969, destacable baterista pionero del jazz de dicha ciudad, quien específicamente dijo que: “Oías a los pastores de las iglesias baptistas”, y agregó: “y cantaban ritmo. Más que una banda de jazz”.




No solamente eso, también el pionero Johnny St. Cyr, nacido un 17/4/1890 y fallecido el 17/6/1966, gran ejecutante de banjo de Nueva Orleans afirmó: “Esos ritmos evangélicos eran parecidos a los ritmos del jazz”, agregando además que “y el canto se acercaba mucho al del blues”.



Y para mayor abono de esta posición, recordemos que el gran Kid Ory o Edward Ory, nacido en La Place, de Luisiana, un 25/12/1886 y fallecido en Honolulu, un 23/1/1973,  trascendente trombonista de Nueva Orleans, reveló que la fuente de inspiración musical de Buddy Bolden era definitivamente la iglesia y no los sucios y peligrosos burdeles: “Bolden sacaba la mayor parte de sus melodías de la Holy Roller Church, la iglesia baptista de la Jackson Avenue con Franklin. Sé que solía ir a esa iglesia, pero no por devoción, sino para buscar allí ideas para la música”.




Pero en verdad, había mucha creatividad musical en el ambiente, por ejemplo las cenas al aire libre que acostumbraban los citadinos sobre todo los sábados por la noche, donde era pretexto para escuchar y mostrarse a tríos de cuerda formados por mandolina, guitarra y contrabajo, a los que a veces acompañaban el banjo y el violín. Los domingos, alegremente se desplazaban los ciudadanos a Milneberg y a las orillas del lago Pontchartrain para espectar y sobre todo escuchar hasta a  tres o cuatro decenas de bandas de músicos del lugar que interpretaban diferentes ritmos, no solamente eso, los lunes y los miércoles se verificaban fiestas en toda Nueva Orleans y al aire libre, que buscaban recaudar fondos por diferentes motivos, tal como sucedió después con las  house rent parties de Harlem.




Así mismo, los establos de las vaquerías eran lugar habitual para hacer bailes; también se organizaban fiestas en los barcos de vapor del Mississippi donde se ejecutaba jazz, acto cotidiano que ya ha sido relatado por literatos y especialistas, y hasta Hollywood lo ha representado muchas veces; no solamente eso, se hacían excursiones en el tren dominical y promovidas por la Southern Pacific entre otras compañías ferroviarias, y se contrataba a los mejores músicos de la ciudad.


Y por si fuera poco, los parques Lincoln y Johnson eran también importantes y concurridos escenarios donde el pueblo acudía para ver y escuchar a las bandas de Nueva Orleans, y se cuenta también, los restaurantes, los salones de actos y públicos lugares de encuentro  donde la música era el personaje obligatorio, y ni que decir de los eventos importantes de la ciudad, como los típicos desfiles y pasacalles, o las pruebas deportivas o las célebres festividades del Mardi Gras y la Semana Santa, amén de las ocasiones solemnes como los entierros y los sonoros funerales. Es decir, New Orleans de esa época fue una ciudad donde la música era vital para la vida terrena y ultraterrena de esperanza como de resignación, de celebración y de goce cotidiano y ciudadano.





Fue el punto de inicio del jazz, justo en el momento en que el ragtime generó gran ola de furor y se impuso cuando se ingresaba al siglo XX, la moda del ragtime obligaba a los músicos a convertir sonidos y músicas tradicionales al rag. Y precisamente cuando se mezcla el rag con la música tradicional es que se crea el jazz.



Y para darle mayor enjundia musical al nacimiento del Jazz, y al momento del parto, precisamente en esa coyuntura y en esa conjunción se presentó junto a la música vernácula, el sorprendente entusiasmo por la música europea, sea como concierto o como en ópera o como drama musical. En esa coyuntura es que se inaugura el primer gran teatro de Nueva Orleans para 1792 y comienza así una pujante tradición de presentaciones teatrales y de conciertos formales que moldearon, afinaron y enriquecieron los gustos musicales y la riqueza cultural de la ciudad con todo entusiasmo y atención. Y luego, vinieron la construcción y desarrollo de otros grandes e importantes teatros y escenarios y espacios musicales de primer nivel en la ciudad.





Nueva Orleans era todo música en ese período, y para todos sus niveles y estratos y estamentos sociales y culturales. Obviamente y por imperio de la misma realidad y por el liderazgo de las clases altas y poderosas de New Orleans, y tal como sucedió también en Cuba, pues la fuerte influencia e influjo de la tradición y música culta europea fue especialmente determinante y eficaz y efectiva en la formación cultural y musical de los criollos negros de la ciudad.



A los criollos de Nueva Orleans se les denominaba con el término “criollo” (Creole). Originalmente esta palabra fue usada para tipificar a los individuos de ascendencia francesa o española que habían nacido en las Américas, por lo tanto era distintivo de orgullo para los descendientes de los primeros colonos de Nueva Orleans con respecto de las posteriores comunidades de inmigrantes. Pero cuando los europeos pioneros tuvieron como amantes a esclavas, y producto de esta relación nacieron hijos, pues a estos se les sindica como parte de un segundo grupo de criollos, denominados Creoles of color o black Creoles.




Los criollos negros en New Orleans, muchos fueron liberados antes de la abolición de la esclavitud en todo el sur, en mérito al famoso Code Noir o código negro de 1724, ya que dicho cuerpo de leyes, permitía la manumisión de los esclavos con el simple consentimiento de su dueño. Estos negros manumitidos se consideraban de otro y diferente estrato social con respecto a los negros esclavos, y muy al contrario buscaban y trataban de imitar, cultivar, seguir y difundir  las costumbres de los europeos de la ciudad, inclusive hablaban un patois francés, tratando de hacer  notar y denotar ostensiblemente los privilegios de su posición social intermedia.



Cuando se termina el siglo XIX cambian las cosas en el campo social y cultural, ya que desparece o se deroga el Código Negro arriba comentado, y se pone en vigencia y positivamente el nuevo Código Legislativo de Louisiana para 1894, el mismo que tipificaba jurídicamente de negro a cualquier ciudadano de ascendencia africana. Esto causó un gran impacto social y cultural,  ya que los criollos de color al no tener amparo de ningún tipo a sus pretensiones y aspiraciones sociales, no tuvieron otra salida ante la imposición y el embate de la dura realidad que restablecer contactos y relaciones y vínculos cada vez más fuertes y sólidos con la clase baja negra a la que terca y tozudamente trataron de menospreciar y evitar durante largo tiempo.





Como no podía ser de otro modo, estos cambios sociales impuestos política y jurídicamente, generaron también cambios sustanciales y con fuerte influencia musical en Nueva Orleans, toda vez que los músicos criollos estaban mejor capacitados e instruidos que los músicos negros de las clases bajas.



En esa coyuntura, se presentó otra batalla, pero ya en el campo estrictamente artístico y musical, toda vez que los refinados y cultos conjuntos de negros criollos se vieron obligados a competir laboralmente con bandas de negros empíricos musicalmente, pero más bulliciosos y coloridos y que tenían un estilo más vibrante y chispeante, es ahí que empieza a cocinarse los cimientos del jazz de Nueva Orleans. Como es fácil de suponer, el sonido hot va a triunfar y ganaría la batalla y como una variedad dominante, pero también es bueno dejar sentado aquí, que la influencia de la tradición criolla musical fue muy fuerte.





Cuando se acababa el siglo XIX, las dos escuelas contendientes ya tenían a sus inmensos líderes, por un lado estaba la banda criolla de John Robichaux, con sus refinados y pulidos arreglos y la reconocida maestría en la ejecución musical, eran por cierto, la crema y nata del viejo estilo; y en la otra orilla estaba la música del célebre cornetista Charles “Buddy” Bolden.


 (Fin de la sexta parte)


Lima,  05 de julio del 2016

Jaime Del Castillo Jaramillo

Abogado egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo ‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis: “Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”, “Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”; “Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social, articulista y conferencista.
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