domingo, 6 de noviembre de 2016

Italia, Francia y España influenciaron directamente sobre la naciente música criolla cubana. Eduardo Sánchez de Fuentes y Odilio Urfé, afirman que África no influyó centralmente en la música cubana. Géneros musicales de raíz europea nacidos en Cuba. Parte V



Italia, Francia y España influenciaron directamente sobre la naciente música criolla cubana. Eduardo Sánchez de Fuentes y Odilio Urfé, afirman que África no influyó centralmente en la música cubana. Géneros musicales de raíz europea nacidos en Cuba. Parte V



Por:    Jaime Del Castillo Jaramillo





Odilio Urfé González (1921-1988) fue un gran musicólogo de renombre, que  profundizó en la investigación de la música cubana, en sus venas llevaba la música ya que provenía de familia de músicos, inclusive académicos y especializados en la música popular, el mismo Odilio Urfé fue compositor, pianista y director de orquesta, por lo tanto, para el  maestro Urfé no huvo ningún problema al abordar la música cubana desde el punto de vista académico y popular.




Para 1949 da creación al famoso Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas (IMIF), que luego fue cambiado por el mismo Urfé, bajo el nombre de Seminario de la Música Popular Cubana para 1964, pero, finalmente se denominó el Centro de Información y Documentación Musical Odilio Urfé, y ello se verifica después del fallecimiento de nuestro personaje bajo comento.



Para la mitad del siglo XX, y entre 1950-51, impulsó con ímpetu las Misiones Culturales del Ministerio de Educación, donde recorrió toda Cuba, haciendo su labor divulgativa y a la vez didáctica, y simultáneamente hacía labor compilativa e informativa sobre la música popular y el folclore de todas las provincias, incluyendo las ciudades o urbes, como también las regiones lejanas.



Asimismo, el maestro Odilio Urfé organizó y promovió diferentes conciertos y festivales multitudinarios de música popular, adquiriendo gran autoridad por sus valiosos y calificados aportes y conocimientos.





El título bibliográfico de Urfé y que no debe dejar de leerse se denomina “Factores que integran la música cubana”, --(publicado en Islas, Revista de la Universidad Central de Las Villas, vol. II, n. 1, Santa Clara, Cuba, sept.-dic., 1959, pp. 7-21)--, donde señala que fueron cuatro las influencias de integración de la música cubana: tales fueron, las influencias italianas, luego las francesas, africanas, y  por cierto, la “poderosa influencia que España ejerce en el acervo musical cubano”, pero Urfé no es mezquino en poner relevancia en la influencia  española y que a su criterio es el común denominador de la personalidad y característica de la música cubana. Ob., cit., p. 8.



Urfé, con todo el bagaje de su conocimiento folclórico, y con toda la información de primera mano que obtuvo en toda Cuba, donde recopiló y compiló en años de estudio e investigación y recolección de datos y personalmente, pues estuvo en condición de poner, --muy calificadamente y con toda autoridad--, en seria duda y cuestionamiento, la denominación tan alegremente usada de lo afrocubano en la música de la Isla de Cuba.



Y siguiendo la línea de muchos investigadores y estudiosos serios, pues no evitó avocarse al estudio, profundización y crítica de la importante y trascendental obra musicológica cubana de Eduardo Sánchez de Fuentes, a quien respetó en su calidad de notable compositor y folclorista, y sobre la tesis aborigenista del mencionado maestro Sánchez de Fuentes, pues nuestro comentado Urfé la consideró: “interesante”, pero reseñó que para su criterio incurrió en “error indiscutible”. Obviamente que esta posición de Urfé es también opinable y discutible, toda vez que la obra del gran maestro Sánchez de Fuentes corresponde a las primeras décadas del siglo XX, donde por cierto, las ciencias sociales recién estaban asentando sus métodos científicos, pero aun así la obra del trascendental folclorista Sánchez de Fuentes deviene en el hoy por hoy, en piedra de toque para todo aquel que quiera adentrarse en los secretos de la música cubana.





Urfé y Emilio Grenet, --(Emilio Grenet: “Música cubana. Orientaciones para su conocimiento y estudio” del año 1939, en Panorama de la música popular cubana, La Habana, Letras Cubanas, 1998, pp. 43-100),-- defienden la posición de Sánchez de Fuentes, en el sentido que no rechaza el aporte africano, y Urfé avanzó un poco más inclusive, afirmando que conocía profundamente la “obra musicográfica” del compositor Sánchez de la referencia, y en su defensa Urfé concluye categóricamente en lo siguiente: “Si Sánchez de Fuentes hubiera tomado contactos directos, no por referencias, con las creaciones populares anónimas y tradicionales [...] otra apreciación hubiera tenido de la realidad musical cubana”. Obviamente, que aquí se refiere a ciertos puntos contradictorios atinentes a la modernidad de la música cubana, pero está de acuerdo en general con las posturas del maestro Sánchez de Fuentes con respecto al escasísimo aporte de las etnias africanas en Cuba para su música criolla en estudio.



Urfé aparentemente no reconocería el famoso “Son de Ma Teodora” y su potencia de firme documento y probanza musical, de genuina representatividad de los aurorales siglos del son cubano, y muy anterior al XIX, pero esa duda sería despejada por otros contundentes escritos faccionados por el bien informado Urfé de la referencia.



Por ejemplo, cuando abundó en argumentos y ejemplos idóneos para mostrar y demostrar la poderosa y fuerte influencia de la música occidental y en específico del lirismo europeo en el cancionero en Cuba, donde precisa y puntualiza las arias operísticas de Italia y también las romanzas de zarzuelas, que tuvieron tan buena acogida en la sociedad y cultura cubana, y producto de ello es  que germinaron para la primera década del siglo XX en dos procesos importantes y trascendentes, y por demás creativos: por un lado, las canciones cubanas criollas con sus grandes exponentes Sánchez de Fuentes y José Marín Varona, entre otros compositores; y por otro lado: la canción cubana integrada, con muchos compositores de valía, tales como los muy conocidos de la Trova, desde Pepe Sánchez, Sindo Garay, Villalón, Corona y otros, hasta Eusebio Delfín, Rafael Gómez, Companioni; pero también Urfé menciona la rama o la vertiente de los compositores vernáculos tales como José y Manuel Mauri, J. Anckermann, Luis Casas Romero, Eliseo Grenet, Moisés Simons, los Lecuona, los Prats, Roig, Ignacio Villa, Nilo Menéndez, inclusive a varios de ellos los considera como los creadores de la cubanización de la romanza.


En este punto no podemos dejar de precisar aquí, que el lirismo italiano según Urfé se extendió muy ampliamente a toda la sociedad cubana y en diferentes niveles y estratos sociales, por eso es que se generan muchas creaciones musicales que nada tuvieron que ver con África en modo alguno, y tales fueron: el bolero, la criolla, las claves, rumbas y comparsas, y hasta el danzón, que cogería inmensa, sólida y popular preferencia en la música cubana.





Urfé también reconoce expresamente el fuerte influjo francés en la integración o fusión con el genio criollo cubano, y el cenit de ello fue el DANZÓN CUBANO, de donde se desprende toda la saga de géneros musicales cubanos exitosos y universales, incluyendo a la Salsa de New York de los años 70’; y lo expresa así el aludido don Odilio Urfé: “la contribución francesa representada en la contradanza, adquirió gran significación histórica en el proceso morfológico de la música cubana, resultando el germen fundamental que fecundó la creación de la única forma calificada que poseemos: el danzón”.



Urfé considera que la música francesa tuvo sendo valor funcional para la sociedad y para la cultura musical cubana, toda vez que la contradanza fue firme y seguro “freno al desbordamiento creador algo rapsódico de los criollos” (un freno positivo, pero más que eso, fue el elemento equilibrador del arte cubano criollo), cuando los músicos cubanos empezaron a crear sus expresiones musicales criollas, pues el canon francés fue fundamental, fue así que aparece el género del danzón cubano, y precisamente la contradanza, la danza y el danzón de basamento galo, fueron los ritmos preferidos por los músicos criollos cubanos para viabilizar sus ideas y creaciones y sobre todo para “sonar” en orquestas en regla y canon, y tradicionalmente compuesta por diez músicos –con percusión incluida–, solamente así se dieron las primeras presencias gráficas, profesionales y sonoras de la música cubana en creación netamente criolla en las primeras dos décadas del siglo XIX.




Como no podía ser de otro modo, la música cubana criolla acusó acendrada dualidad histórica: por un lado, los géneros musicales instrumentales europeos se fusionaron con la creatividad autóctona, y de otro lado, para principios del siglo XIX, la presencia musical de cantantes autóctonos acusa fuerte presencia y vigencia para fines del propio siglo XIX antedicho, y se acentuó y afinó para los inicios del siglo XX.


Odilio Urfé, luego de arduas, profundas, pacientes y acuciosas investigaciones por toda la isla de Cuba, también anotó sobre la “contribución que África aportó a través de sus naturales” a la formación musical cubana, y lo consignó en cuatro pequeños párrafos, en los que consigna, las etnias africanas más relevantes en materia musical, tales como “los grupos denominados lucumí, carabalí y congos”, de donde proceden los dos únicos aportes africanos trascendentes a la música cubana, y las señaló así: “dos expresiones musicales africanas [...] que más han influenciado la rítmica cubana: la lucumí (santería y bembé) y las de los misteriosos ñáñigos.” Es contundente esta afirmación autorizada y bien confirmada, que nos indica que África en verdad de verdades aportó muy poco en la formación de la música criolla cubana de admiración universal, su aporte se queda en algunos ribetes rítmicos o de sazón y sabor, pero de ahí no pasa a más.



Urfé, también reconoce algunos aportes en cuando a modalidad musical solamente, y sería lo único que habría quedado de las supervivencias africanas; en estricto y en rigor de precisión, se refiere Odilio Urfé a ciertos giros melódicos, que según su apreciación se hacen presentes en ciertas “realizaciones cubanas” y que se verifican desde la contradanza hasta el son montuno, la danza, el danzón, la comparsa carnavalesca, la clave y la rumba. Entonces se confirman nuestras hipótesis: No se puede hablar o afirmar alegremente sobre la existencia de la música afro-cubana, porque en verdad eso nunca existió, a lo más existen ciertos giros melódicos o ciertos ribetes de sandunga, pero ahí queda la cosa, la influencia sustantiva y frontal y directa fue la influencia europea sobre la música criolla cubana.




Pero el reputado experto de la referencia Odilio Urfé tiene muy en claro y lo explica así, que las prioridades fundamentales, centrales y cardinales en materia musical en Cuba, las lidera o jefatura o conduce el factor o la música española o la influencia hispana, y con total y plena y absoluta preponderancia.

(Fin de la quinta parte)


Lima, 08 de mayo del 2016

Jaime Del Castillo Jaramillo

Abogado egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo ‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis: “Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”, “Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”; “Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social, articulista y conferencista.
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