domingo, 6 de noviembre de 2016

Sonero, rumba, mambo y cha cha chá proceden de la música española. Cabildos de Nación africanos en Cuba, asimilaron influencia francesa. Géneros musicales de raíz europea nacidos en Cuba. Parte VI




Sonero, rumba, mambo y cha cha chá proceden de la música española. Cabildos de Nación africanos en Cuba, asimilaron influencia francesa. Géneros musicales de raíz europea nacidos en Cuba. Parte VI



Por:    Jaime Del Castillo Jaramillo





Para Odilio Urfé, son notables, fuertes y ostensibles las influencias directas españolas en la música cubana: en primer lugar el zapateo, en segundo lugar la guajira, y en tercer lugar el punto y los romances, y a ellos Urfé no los considera auténticamente cubanos, pues ellos son, “géneros supervivientes donde la influencia española se hace sentir en la música cubana. La famosa cadencia guajira y ciertos giros melódicos de raigambre folklórica española, unidos a otros populares provenientes del teatro lírico costumbrista hispánico, constituyen el mejor y mayor aporte a nuestro acervo”. Ibid., p.14. No solamente eso, nuestro aludido experto Urfé, se cuida bien en precisar nítidamente, que casi todas las manifestaciones y géneros musicales cubanos muestran de alguna forma o de algún modo presencia y sustanciación particular de influencia española.




Así mismo, el maestro Urfé de la referencia, carga las tintas y le da mayor argumentación a su idea central, --y que es la comprobación de mis hipótesis de trabajo desde un inicio, si es que se ha seguido mis envíos desde el comienzo--, Odilio Urfé en pocas palabras nos dice que la música cubana, --y en última instancia la SALSA nacida en New York en los años 70’--, es en su núcleo y en su esencia: española o hispana, y que de africano casi no tiene nada, leamos su contundente afirmación en forma taxativa y expresa y en los siguientes términos: “entre los géneros cubanos más influidos por los elementos musicales hispánicos directos [...] la clave, el pregón popular callejero, la guajira-son y especialmente la rumba, en sus tres principales variantes: el yambú, la columbia y el guaguancó”. Ibid., p.15.




Vale decir pues, --y a la luz del revelador párrafo ut supra de y por la gran autoridad del maestro Urfé--, la universal clave cubana criolla, deviene y tiene ascendencia o proviene de la influencia española, y la clave cubana es el corazón de lo que hoy se llama Salsa a partir de New York de los años 70’ a la fecha, se podrá cambiar cualquier instrumentación y se podrán hacer arreglos y adiciones o fusiones a la salsa, pero la clave cubana proveniente desde inmemoriales siglos en Cuba, sigue sonando y sigue presente y muy central y es el núcleo en lo que hoy conocemos como Salsa.




No solamente eso, sino que, -- y siempre basándonos en el párrafo Ut Supra del maestro Urfé--, el sonero cubano, tiene su antecedente directo y centralmente en el pregonero popular callejero español, no hay influencia africana de ningún tipo en ese personaje central de la música criolla cubana: el sonero, igual podemos decir de la Rumba.




Odilio Urfé dejó por escrito su importante y esclarecedora clasificación de la música cubana, inclusive dejó señalados y consignados los tipos de música, con el título de “Nomenclatura general de la música folklórica, popular y vernácula cubana y sus supervivencias españolas y africanas”, Ibid., pp. 20-21., en la tal nomenclatura musical, el maestro Urfé  incluye hasta cincuenta géneros musicales, con sus variantes, entre otras manifestaciones y vínculos a categorías musicales mayores, así tenemos lo siguiente:

• Influencias españolas
• Influencias africanas
• música folklórica
• música popular
- i géneros instrumentales
- ii el cancionero
- iii danzas cantadas
• música vernácula
• influencia haitiana




Urfé, aparte de ser un organizador nato de eventos multitudinarios del folclore de la música cubana en general, pues ayudó no solamente al mundo, sino a Cuba misma a establecer bien los lazos y vínculos musicales y la creación criolla neta cubana, por ejemplo nos informó que en los Cabildos de Nación, que eran agrupaciones de negros africanos, también ellos recibieron la influencia directa francesa, porque se verificó la existencia de la Tumba Francesa, muy diferente a la tumba Carabalí Izuama. Así lo podemos comprobar en el texto, Odilio Urfé: Primer Festival de Música Popular Cubana. Notas al programa “Los cabildos afrocubanos” (La Habana) Consejo Nacional de Cultura, 19 de
agosto de 1962.



No solamente eso: Los cabildos de nación, con el tiempo dejaron de ser tales, ya no se les podía llamar “de nación”, porque la división entre las etnias africanas desapareció, y se abrieron a la mezcla y fusión interétnica y plurigeneracional, por lo tanto el elemento criollo musical cubano primará en esos nuevos “cabildos de fusión”.





Acabados y abandonados y desfasados los ‘Cabildos de Nación’ entonces aparecen los emergentes ‘Cabildos de fusión’  y fue en esta mezcla y fusión que se gestó, y llega a dominar la presencia criolla cubana negra, con todos nacidos en la Isla; y la presencia musical criolla se hace entonces más fuerte y más intensa.



Odilio Urfé, como no podía ser de otro modo, se refirió al mal llamado  “cabildo” El Alacrán, cuando en términos justos es simplemente una comparsa típica, que fuera fundada por criollos y hombres humildes a principios de la primera república, y que era fiel representación de la fusión e integración de los valores artísticos más esenciales del folklore africano.



En puridad de verdad, la comparsa típica El Alacrán fue iniciativa y brío criollo cubano que no africano, y cuando se prohibió la salida de los cabildos africanos en la festividad del Día de Reyes. Ibid. [s/p]




El tantas veces aludido maestro Odilio Urfé, avanzó mucho más allá, y como perfecto conocedor y practicante pianista consumado del danzón, y además director de orquesta, pues estudió a profundidad y detalles, las amplias, firmes, y enormes implicancias del mencionado Danzón en la música cubana a posteriori.


Recordemos que el Danzón cubano tuvo sus etapas doradas como género, y que van entre 1875 hasta 1950, y en ese largo período musical permeó la piel, venas y arterias de toda la música cubana posterior, hasta estelares dimensiones de lo inmortal, no otra cosa es la expresión y gestación del mismo jazz cubano y sobre todo su exitosa expansión desde mediados del siglo XX, con sus grandes exponentes universales Frank Emilio Flynn, Chucho Valdés, Emiliano Salvador, Gonzalo Rubalcaba, Ernán López-Nussa, etc., inclusive, abarcando las creaciones no necesariamente jazzísticas pero muy valiosas, como las del maestro José María Vitier, entre otros.




Urfé afirma categóricamente que del Danzón cubano de la referencia, se desprenden el famoso y universal mambo y el chachachá, específicamente dijo que el mambo y el chachachá son “derivaciones estilísticas y rítmicas del danzón”, Ibid. El mambo, según Urfé nace con el histórico danzón de Orestes López titulado “Mambo”, esta composición original dentro del patrón del danzón transformó absoluta y plenamente el formato y el estilo y la forma de ejecutar los danzones en lo futuro, sobre todo debido a los elementos sincopados que genialmente Orestes López le aplicó a su composición de la referencia y que se verifica en la última parte de la obra referida.





Fue el pueblo cubano quien ingeniosamente completó la coreografía en las pistas de baile por los años 1940 a 1950, y la mejor orquesta interpretativa del nuevo ritmo fue sin lugar a dudas la orquesta de Arcaño y sus Maravillas, con sus maestros músicos, y sus esclarecidos compositores, quienes estaban en abierta competencia con la famosa orquesta Ideal de José Valdés los mismos quienes fueron dignos creadores de la variante del mambo, cuyo título era “Mambo Manzanillo”, también se tiene que considerar al Conjunto de Arsenio Rodríguez, el ciego maravilloso, quien fuera el primero en ejecutar el mambo bajo el formato musical de conjunto; asimismo, no se puede dejar de lado a la banda de Julio Cuevas, cuyo pianista y orquestador el célebre René Hernández, llevó el género del contagioso y rítmico mambo a esta agrupación instrumental internacional.



Pero, sin lugar a dudas de ningún tipo, fue el famoso danzón “Almendra” autoría de Abelardo Valdés para 1940, el que se consagra como el danzón-mambo más popular, alcanzando inclusive proyecciones universales. Por su parte, el gran pianista Frank Emilio desarrolló mediante un “combo” musical el estilo de mambo instrumental, que ya había sido consagrado por los grandes maestros músicos cubanos Bebo Valdés y Dámaso Pérez Prado. Ibid.




El maestro Odilio Urfé de la referencia, desarrolló su tesis del origen danzonero del mambo, desde el lejano 1948, inclusive escribió sendo artículo titulado: “La verdad sobre el mambo”, y publicado para  Inventario. Mensuario polémico de Arte y Literatura (La Habana) a.1, n. 3, junio de 1948; y esa posición la mantuvo siempre el tantas veces mencionado Urfé.




Sobre el chachachá, --siempre con el experto Urfé--, afirma el origen danzonero del mencionado chachachá, y a partir de la contradanza francesa como su sólido género matriz.  Fue el maestro Enrique Jorrín, compositor destacable de inspirados danzones, y la popularísima orquesta Aragón de Cienfuegos, los máximos cultores.



Enrique Jorrín  es el creador de la forma musical y del estilo melódico chachachá, y que se hizo escuchar por primera vez, vía el tema “La engañadora” la misma que recoge y consagra el estilo ya anunciado por el aludido maestro Jorrín en su previo danzón “Silver Star” (1947) clasificado genéricamente por el pueblo bailador como cha-cha-cha, o sea, como un pasillo bailable del danzón-mambo, creado fonética y coreográficamente por el pueblo, que lo llamó chachachá  para referirse a “La engañadora” y, después llamó así a todas las composiciones musicales de ese estilo, y la palabra chachachá, proviene en específico: de la onomatopeya del sonido de los pies al frotar la pista de baile con el pasillo del danzón mambo de la referencia: cha-cha-cha.




Es obvio que en el tema “La engañadora” de la referencia, se puede notar inmediatamente la influencia del schotis madrileño, nos referimos a su tiempo o aire pomposo que se acomodó perfectamente a los elementos rítmicos que se ajustan instrumentalmente en la charanga cubana.

(Fin de la sexta parte)


Lima, 10 de mayo del 2016

Jaime Del Castillo Jaramillo

Abogado egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo ‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis: “Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”, “Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”; “Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social, articulista y conferencista.
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