miércoles, 2 de noviembre de 2016

Concinnitas o la clave Estética para la música, y las Artes Liberales. ESTÉTICA. Parte V




Concinnitas o la clave Estética para la música, y las Artes Liberales. ESTÉTICA. Parte V


Concinnitas: llave maestra del Clasicismo Estético en el Quattrocento italiano para la eternidad




por Jaime Del Castillo Jaramillo




"QUATTROCENTO" o la Revolución mental y estética del renacimiento italiano


El Quattrocento es el primer y poderoso movimiento cultural del gran renacimiento; y el segundo gran movimiento del aludido Renacimiento corresponde al siglo XVI, y es en la bella Florencia donde germina la gran incubadora de genios pensadores y artistas, que revolucionan la técnica e incitan y aguijonean a la sabiduría: Florencia hace florecer el nuevo pensamiento y la nueva perspectiva de vida y de arte.


Es en y desde Florencia donde el arcaísmo y el clasicismo estético medieval recibe los primeros duros y rudos golpes contundentes y brutales.




Florencia empieza a preocuparse y a profundizar en la naturaleza material y concreta, abandonando lo celestial y lejano, y da creación a una fuerte tendencia artística de corte naturalista presentista, y con personalidad, mentalidad y perfil propios y originales.


Con el Quattrocento, los cometidos del arte se independizan y autonomizan, el arte se quita el hábito religioso, y se pone el suelto y colorido vestido  laico, Masaccio empieza a dar muestras de este cambio de mentalidad y costumbres, en sus alabadas obras.


La pintura en el Quattrocento se preocupa por mostrar figuras por las figuras mismas, e inteligentemente los artistas revolucionarios, generan la necesidad, --para los que quieran iniciarse en tan bello arte y tendencia--, de maestros guías en el nuevo arte como se ha dicho, por lo tanto, la gran coyuntura requería de hábiles y buenos maestros pintores, y por cierto, los teólogos pasan de moda, y los nuevos maestros pintores, en forma sagaz empiezan a escribir sobre arte para consolidar y disparar su autoridad artística. Nace así la nueva Estética del primer renacimiento.


Los Papas fueron los primeros apasionados en admirar y querer para sí, el nuevo arte de la pintura del Quattrocento, la que astuta y sagazmente tomó a la religión como mero pretexto o fachada, para la eficaz introducción de sus nuevas e inquietas ideas de arte.



Por ejemplo el célebre Perugino (1446-1524), nunca creyó en la inmortalidad del alma; y el portentoso y magistral sabio Leonardo Da Vinci (1452-1519), aceptó recibir la doctrina de la fe católica, faltando muy poco para su muerte, y en su lecho de dolor.




Repito, fue en Florencia que se origina el placer y el gusto por el mundo concreto, material y sensible, y ello es profunda e intensamente decisivo. El mundo profano in totum, será el objeto de culto, observación y estudio, el mundo material inspirará al hombre del Quattrocento, entonces, el universo y la naturaleza, ya no será nunca más un simple lenguaje simbólico.


Florencia, será el germen del potente y revolucionario Renacimiento no solamente en Italia, sino en todo el universo occidental, y se empezó por el giro mental antropocentrista, es decir se rindió culto y se estudió a profundidad y con seriedad científica: el cuerpo y la figura humana.



El naturalismo florentino, de trascendente perspectiva y proyección revolucionaria mundial, empieza como un simple y ordinario naturalismo fresquista, los artistas italianos empezaron pintando elevados muros, y se demoran estudiando y analizando y probando con esbozos y croquis. Obviamente, por los imperativos ideológicos-religiosos y/o represivos sico-sociales de su evo, no podían mostrar su pintura como producto neto de la observación de la naturaleza; el artista entonces pone a prueba y ejercicio su propia naturaleza racional, expande y usa su imaginación y ejercita su memoria, vale decir, empieza a usar con centralidad y especificidad su pensamiento, por lo tanto obligatoriamente tenía que aparecer y engendrarse el idealismo, y eso se hará TEORÍA Y SISTEMA y aparecerá la Estética renacentista.



Recordemos al gran maestro Masolino da Panicale (1383-1447) y a su adelantado discípulo Masaccio (1401-1428) cuando se pusieron en el ojo de la observación pictórica de su tiempo al usar procedimientos originales y nuevos, cuando faccionaron: el maestro Masolino el modelado y la gracia; y el gran Masaccio, el drama.


Pero, definitivamente, el artista más relevante y representativo del Quattrocento es Botticelli (1444-1510), artista frontalmente modernista, el que más puso incidencia en lo lineal, era el maestro del linealismo pictórico, y  el consumado maestro en la representación de lo inestable y lo fugitivo.


Fra Angelico (1387-1455) en sus alabadas obras hace más nítida aún esta corriente naturalista bajo comento, cuando en sus lienzos hace gala de la nueva corriente del realismo pictórico, el mismo que elimina y acaba con el misticismo gótico.


Esta corriente pictórica se consolida definitivamente en el segundo Renacimiento italiano que se muestra firme en el siglo XVI, donde ahora sí se evidencia el gran interés, y porque no decirlo, obsesión por el descubrimiento del individuo: el Hombre Singular. Y los genios universales de esta postura y razonamiento y praxis son: Dante, Alberti, y sobre todo Leonardo.




Ya, desde Boccaccio en la literatura, hasta los poetas del siglo XVI, y en el propio San Francisco de Asís, se percibe el gran interés de grado sumo, en y con la naturaleza; pero no, con la gran naturaleza, sino en forma específica con la naturaleza suavizada y ornamentada por la mano del artista; solamente cuando emerja el romanticismo futuro, podrá verse en primer plano la naturaleza en versión indomable y terrible.
Obviamente, que el objeto central de toda esta corriente, no es otra cosa mayúscula que la belleza humana y sus dimensiones, proporciones, estatura, etc.


Ya en el Renacimiento Italiano, aparece lo que se conoce como el arte por el arte, y con mucha mayor incidencia en el siglo XVI.


No se puede pasar por alto al gran arquitecto Alberti (1404-1472), quien es llamado como precursor del gran Leonardo, por lo tanto el gran Alberti es el primer teórico del clasicismo renacentista. Con Alberti se coloca el gran hito en la historia de la estética, ya que su pensamiento y su teoría del Arte, será una verdadera revolución y una franca oposición en contra de la estética medieval.


La estética de Alberti pregona simplemente la perfección, y por lo tanto, es el humanismo renacentista quien se expresa vía Alberti, quien hace gala del racionalismo que identifica lo bello y lo perfecto.


Para Alberti, la belleza no es otra cosa que: La concinnitas; es decir, la conveniencia razonada en todas las partes de la obra artística, donde se incluye por cierto a la armonía, a la perfección. Específicamente, y para la posteridad, dijo Alberti que: "La belleza es una cierta conveniencia razonable mantenida en todas las partes para el efecto a que se las desee aplicar, de tal modo que no se sabrá añadir, disminuir o alterar nada sin perjudicar notoriamente la obra."


La belleza se logra entonces, en la versión de Alberti, cuando es ostensible que todo cambio resultaría perjudicial y nocivo.


Subjetivamente entonces, la belleza no es otra cosa que un acuerdo en el juicio de los expertos, y existe una distinción fundamental entre la unidad de una ratio (innata ratio) y la caprichosa vanidad de la opinio.


Alberti propone en forma clara y técnica que la razón o la ratio es la que predomina sobre todo lo demás, o sea que la organización de la obra de arte y la sumisión a las leyes, es lo que define en suma a la estética, y construida por cierto, sobre elemento de vida y elemento de orden necesariamente.





De esta forma con Alberti se origina el clasicismo, y su elemento ordenador, que lo llevará a su desarrollo.



Para Alberti era vital y clave en el ARTE: el número, y las proporciones, que para la Arquitectura se muestran y traban en módulos y relaciones que hacen la belleza.


Para el gran maestro Alberti, la gran clave y suprema doctrina de la arquitectura es como su teoría de módulos y de las proporciones, vale decir la famosa teoría de la consonnantia: la música y el pitagorismo que debe llevar de contenido y de forma la Arquitectura y en general todo Arte.


Para la música esta enseñanza es vital ya que en adelante, los grandes compositores buscarán lograr equilibradamente las proporciones y el número, los módulos sonoros y la rítmica expresada u ordenada por los números, los acoples y elegancias de acuerdo a un orden necesario, y ese será el parámetro universal en adelante, y que se respeta en sus líneas maestras hasta hoy.


Que quede bien claro que para la arquitectura, como para la música, que son creación humana pura, nada imitan, a no ser como la arquitectura que tiene como modelo al cosmos como creación divina, y por otro lado, como modelo: la sinfonía musical del universo, respectivamente.


La Música tendrá muy en claro esa lección estética Renacentista, y es comprobable como las grandes obras musicales buscarán la representación de la sinfonía universal, pero en base ya no a la imitación, sino a la imaginación creadora e innovativa, y en base al orden de proporciones y número y módulos que dicta la razón y las nuevas reglas estéticas.



Inclusive, el  maestro Alberti cuando estudia y teoriza sobre la Pintura también afirma que la teoría de la pintura se puede deducir de lo afirmado por él en cuanto a la Arquitectura que era su especialidad, donde lo bello es, en el fondo, lo perfecto, la concinnitas, o conveniencia, como lo es para toda estética racionalista; "aquello a lo cual nada puede añadirse o quitarse sin perjudicarlo". Vale decir, que una ratio preside la formación del juicio del gusto, más allá de las opiniones.


Por lo tanto, y en esa lógica: el arte se
transforma en disciplina independiente y autónoma, nunca más será el arte del oficio.


La Música será el reino de la libertad del creador por antonomasia, su razón y su imaginación y su arte y su técnica serán las que presidan en adelante las obras musicales.


Con Alberti y su grande obra Estética, se perfila y delinea, el racionalismo como el temperamento de la nueva corriente artística y humanística de su tiempo que consagra su Teoría estética al ordenamiento final de la ratio.



De otro lado, otro plano y dimensión estética portentosa significó y significa el gran Leonardo Da Vinci (1452-1519), el arte aquí ya es inseparable de la ciencia, y por lo tanto, ya no es más que su mera aplicación, vale decir, con el gigante Leonardo comienza la influyente y poderosa saga de la doctrina mecanicista y racionalista.


La estética de Leonardo Da Vinci introduce un refinado y alambicado sensualismo místico (aunado a su firme racionalismo), que no tiene otro germen que el humanismo de los hombres sabios de su tiempo y que lo rodearon. Leonardo en esa lógica de sabiduría humanista florentina, consideraba que el artista debería de tener un deseo insatisfecho y aun insaciable, una llama en su pecho y una inquietud permanente en su razonamiento.


Para Leonardo Da Vinci, y en adelante para el promisorio futuro, se afirma la tesis Estética de que el artista debe darse cuenta de la libertad absoluta que tiene para crear y para añadir a la naturaleza la humanidad de su imaginación, porque en última instancia, lo que tiene interés en una obra no es la obra misma, sino el artífice o el artista que se encuentra detrás de la admirada obra, vale decir, hay que relievar al hombre que ha traducido de manera única y original a la naturaleza. Y con ello se levanta la institución cultural del Artista, para siempre.


Para Leonardo entonces, se trata de erigir, levantar y mostrar al artista a partir de su obra, plantea entonces, la resurrección vía las obras bellas al antes escondido artista, solamente así se podrá entender el naturalismo presentista y concreto, del gigantesco Leonardo Da Vinci y su Teoría Estética.



Leonardo es incomparable, portentoso y único, y hasta hoy no ha sido superado como Artista, es más, los expertos y entendidos lo califican directamente como mago y taumaturgo en la Estética por decir lo menos, fue un artista  que produjo obras por magnetismo y fascinación en forma definitiva y comprobadamente.



Se podría decir que el arte del Renacimiento del siglo xv o el Quattrocento, era como un bello y perfumado jardín secreto, pero fue después de Leonardo, que el arte con el membrete de clásico, ya es el fruto definitivo de una habilidad y de un saber humanista sólido y respetable.




(Fin de la quinta parte)

Lima, 21 de diciembre del 2015

Jaime Del Castillo Jaramillo

Abogado egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo ‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis: “Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”, “Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”; “Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social, articulista y conferencista.
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