Concinnitas o la clave Estética
para la música, y las Artes Liberales. ESTÉTICA. Parte V
Concinnitas:
llave maestra del Clasicismo Estético en el Quattrocento italiano para la
eternidad
por Jaime
Del Castillo Jaramillo
"QUATTROCENTO"
o la Revolución mental y estética del renacimiento italiano
El Quattrocento es el primer y poderoso
movimiento cultural del gran renacimiento; y el segundo gran movimiento del
aludido Renacimiento corresponde al siglo XVI, y es en la bella Florencia donde
germina la gran incubadora de genios pensadores y artistas, que revolucionan la
técnica e incitan y aguijonean a la sabiduría: Florencia hace florecer el nuevo
pensamiento y la nueva perspectiva de vida y de arte.
Es en y desde
Florencia donde el arcaísmo y el clasicismo estético medieval recibe los
primeros duros y rudos golpes contundentes y brutales.
Florencia empieza a
preocuparse y a profundizar en la naturaleza material y concreta, abandonando
lo celestial y lejano, y da creación a una fuerte tendencia artística de corte
naturalista presentista, y con personalidad, mentalidad y perfil propios y
originales.
Con el
Quattrocento, los cometidos del arte se independizan y autonomizan, el arte se
quita el hábito religioso, y se pone el suelto y colorido vestido laico, Masaccio empieza a dar muestras de este
cambio de mentalidad y costumbres, en sus alabadas obras.
La pintura
en el Quattrocento se preocupa por mostrar figuras por las figuras mismas, e
inteligentemente los artistas revolucionarios, generan la necesidad, --para los
que quieran iniciarse en tan bello arte y tendencia--, de maestros guías en el
nuevo arte como se ha dicho, por lo tanto, la gran coyuntura requería de
hábiles y buenos maestros pintores, y por cierto, los teólogos pasan de moda, y
los nuevos maestros pintores, en forma sagaz empiezan a escribir sobre arte
para consolidar y disparar su autoridad artística. Nace así la nueva Estética
del primer renacimiento.
Los Papas fueron
los primeros apasionados en admirar y querer para sí, el nuevo arte de la
pintura del Quattrocento, la que astuta y sagazmente tomó a la religión como
mero pretexto o fachada, para la eficaz introducción de sus nuevas e inquietas
ideas de arte.
Por ejemplo
el célebre Perugino (1446-1524), nunca creyó en la inmortalidad del alma; y el
portentoso y magistral sabio Leonardo Da Vinci (1452-1519), aceptó recibir la doctrina
de la fe católica, faltando muy poco para su muerte, y en su lecho de dolor.
Repito, fue
en Florencia que se origina el placer y el gusto por el mundo concreto, material
y sensible, y ello es profunda e intensamente decisivo. El mundo profano in totum, será el objeto de culto,
observación y estudio, el mundo material inspirará al hombre del Quattrocento,
entonces, el universo y la naturaleza, ya no será nunca más un simple lenguaje
simbólico.
Florencia,
será el germen del potente y revolucionario Renacimiento no solamente en
Italia, sino en todo el universo occidental, y se empezó por el giro mental
antropocentrista, es decir se rindió culto y se estudió a profundidad y con
seriedad científica: el cuerpo y la figura humana.
El
naturalismo florentino, de trascendente perspectiva y proyección revolucionaria
mundial, empieza como un simple y ordinario naturalismo fresquista, los
artistas italianos empezaron pintando elevados muros, y se demoran estudiando y
analizando y probando con esbozos y croquis. Obviamente, por los imperativos
ideológicos-religiosos y/o represivos sico-sociales de su evo, no podían mostrar
su pintura como producto neto de la observación de la naturaleza; el artista
entonces pone a prueba y ejercicio su propia naturaleza racional, expande y usa
su imaginación y ejercita su memoria, vale decir, empieza a usar con
centralidad y especificidad su pensamiento, por lo tanto obligatoriamente tenía
que aparecer y engendrarse el idealismo, y eso se hará TEORÍA Y SISTEMA y
aparecerá la Estética renacentista.
Recordemos
al gran maestro Masolino da Panicale (1383-1447) y a su adelantado discípulo
Masaccio (1401-1428) cuando se pusieron en el ojo de la observación pictórica
de su tiempo al usar procedimientos originales y nuevos, cuando faccionaron: el
maestro Masolino el modelado y la gracia; y el gran Masaccio, el drama.
Pero, definitivamente,
el artista más relevante y representativo del Quattrocento es Botticelli (1444-1510),
artista frontalmente modernista, el que más puso incidencia en lo lineal, era
el maestro del linealismo pictórico, y el consumado maestro en la representación de
lo inestable y lo fugitivo.
Fra Angelico (1387-1455)
en sus alabadas obras hace más nítida aún esta corriente naturalista bajo
comento, cuando en sus lienzos hace gala de la nueva corriente del realismo pictórico,
el mismo que elimina y acaba con el misticismo gótico.
Esta
corriente pictórica se consolida definitivamente en el segundo Renacimiento italiano
que se muestra firme en el siglo XVI, donde ahora sí se evidencia el gran
interés, y porque no decirlo, obsesión por el descubrimiento del individuo: el
Hombre Singular. Y los genios universales de esta postura y razonamiento y
praxis son: Dante, Alberti, y sobre todo Leonardo.
Ya, desde
Boccaccio en la literatura, hasta los poetas del siglo XVI, y en el propio San
Francisco de Asís, se percibe el gran interés de grado sumo, en y con la
naturaleza; pero no, con la gran naturaleza, sino en forma específica con la
naturaleza suavizada y ornamentada por la mano del artista; solamente cuando
emerja el romanticismo futuro, podrá verse en primer plano la naturaleza en
versión indomable y terrible.
Obviamente,
que el objeto central de toda esta corriente, no es otra cosa mayúscula que la
belleza humana y sus dimensiones, proporciones, estatura, etc.
Ya en el
Renacimiento Italiano, aparece lo que se conoce como el arte por el arte, y con
mucha mayor incidencia en el siglo XVI.
No se
puede pasar por alto al gran arquitecto Alberti (1404-1472), quien es llamado
como precursor del gran Leonardo, por lo tanto el gran Alberti es el primer teórico
del clasicismo renacentista. Con Alberti se coloca el gran hito en la historia
de la estética, ya que su pensamiento y su teoría del Arte, será una verdadera
revolución y una franca oposición en contra de la estética medieval.
La estética de
Alberti pregona simplemente la perfección, y por lo tanto, es el humanismo
renacentista quien se expresa vía Alberti, quien hace gala del racionalismo que
identifica lo bello y lo perfecto.
Para
Alberti, la belleza no es otra cosa que: La concinnitas;
es decir, la conveniencia razonada en todas las partes de la obra artística,
donde se incluye por cierto a la armonía, a la perfección. Específicamente, y
para la posteridad, dijo Alberti que: "La
belleza es una cierta conveniencia razonable mantenida en todas las partes para
el efecto a que se las desee aplicar, de tal modo que no se sabrá añadir,
disminuir o alterar nada sin perjudicar notoriamente la obra."
La belleza
se logra entonces, en la versión de Alberti, cuando es ostensible que todo
cambio resultaría perjudicial y nocivo.
Subjetivamente
entonces, la belleza no es otra cosa que un acuerdo en el juicio de los expertos,
y existe una distinción fundamental entre la unidad de una ratio (innata ratio) y la
caprichosa vanidad de la opinio.
Alberti propone en forma
clara y técnica que la razón o la ratio
es la que predomina sobre todo lo demás, o sea que la organización de la obra
de arte y la sumisión a las leyes, es lo que define en suma a la estética, y construida
por cierto, sobre elemento de vida y elemento de orden necesariamente.
De esta
forma con Alberti se origina el clasicismo, y su elemento ordenador, que lo
llevará a su desarrollo.
Para
Alberti era vital y clave en el ARTE: el número, y las proporciones, que para
la Arquitectura se muestran y traban en módulos y relaciones que hacen la
belleza.
Para el
gran maestro Alberti, la gran clave y suprema doctrina de la arquitectura es
como su teoría de módulos y de las proporciones, vale decir la famosa teoría de
la consonnantia: la música y el pitagorismo
que debe llevar de contenido y de forma la Arquitectura y en general todo Arte.
Para la
música esta enseñanza es vital ya que en adelante, los grandes compositores
buscarán lograr equilibradamente las proporciones y el número, los módulos
sonoros y la rítmica expresada u ordenada por los números, los acoples y
elegancias de acuerdo a un orden necesario, y ese será el parámetro universal
en adelante, y que se respeta en sus líneas maestras hasta hoy.
Que quede
bien claro que para la arquitectura, como para la música, que son creación
humana pura, nada imitan, a no ser como la arquitectura que tiene como modelo
al cosmos como creación divina, y por otro lado, como modelo: la sinfonía
musical del universo, respectivamente.
La Música
tendrá muy en claro esa lección estética Renacentista, y es comprobable como
las grandes obras musicales buscarán la representación de la sinfonía
universal, pero en base ya no a la imitación, sino a la imaginación creadora e
innovativa, y en base al orden de proporciones y número y módulos que dicta la
razón y las nuevas reglas estéticas.
Inclusive,
el maestro Alberti cuando estudia y
teoriza sobre la Pintura también afirma que la teoría de la pintura se puede
deducir de lo afirmado por él en cuanto a la Arquitectura que era su
especialidad, donde lo bello es, en el fondo, lo perfecto, la concinnitas, o conveniencia, como lo es
para toda estética racionalista; "aquello
a lo cual nada puede añadirse o quitarse sin perjudicarlo". Vale
decir, que una ratio preside la
formación del juicio del gusto, más allá de las opiniones.
Por lo
tanto, y en esa lógica: el arte se
transforma
en disciplina independiente y autónoma, nunca más será el arte del oficio.
La Música
será el reino de la libertad del creador por antonomasia, su razón y su
imaginación y su arte y su técnica serán las que presidan en adelante las obras
musicales.
Con Alberti
y su grande obra Estética, se perfila y delinea, el racionalismo como el temperamento
de la nueva corriente artística y humanística de su tiempo que consagra su Teoría
estética al ordenamiento final de la ratio.
De otro
lado, otro plano y dimensión estética portentosa significó y significa el gran
Leonardo Da Vinci (1452-1519), el arte aquí ya es inseparable de la ciencia, y
por lo tanto, ya no es más que su mera aplicación, vale decir, con el gigante
Leonardo comienza la influyente y poderosa saga de la doctrina mecanicista y
racionalista.
La estética
de Leonardo Da Vinci introduce un refinado y alambicado sensualismo místico
(aunado a su firme racionalismo), que no tiene otro germen que el humanismo de
los hombres sabios de su tiempo y que lo rodearon. Leonardo en esa lógica de
sabiduría humanista florentina, consideraba que el artista debería de tener un
deseo insatisfecho y aun insaciable, una llama en su pecho y una inquietud
permanente en su razonamiento.
Para Leonardo Da
Vinci, y en adelante para el promisorio futuro, se afirma la tesis Estética de
que el artista debe darse cuenta de la libertad absoluta que tiene para crear y
para añadir a la naturaleza la humanidad de su imaginación, porque en última
instancia, lo que tiene interés en una obra no es la obra misma, sino el
artífice o el artista que se encuentra detrás de la admirada obra, vale decir,
hay que relievar al hombre que ha traducido de manera única y original a la
naturaleza. Y con ello se levanta la institución cultural del Artista, para
siempre.
Para Leonardo
entonces, se trata de erigir, levantar y mostrar al artista a partir de su
obra, plantea entonces, la resurrección vía las obras bellas al antes escondido
artista, solamente así se podrá entender el naturalismo presentista y concreto,
del gigantesco Leonardo Da Vinci y su Teoría Estética.
Leonardo es
incomparable, portentoso y único, y hasta hoy no ha sido superado como Artista,
es más, los expertos y entendidos lo califican directamente como mago y taumaturgo
en la Estética por decir lo menos, fue un artista que produjo obras por magnetismo y fascinación
en forma definitiva y comprobadamente.
Se podría
decir que el arte del Renacimiento del siglo xv o el Quattrocento, era como un
bello y perfumado jardín secreto, pero fue después de Leonardo, que el arte con
el membrete de clásico, ya es el fruto definitivo de una habilidad y de un
saber humanista sólido y respetable.
(Fin de la
quinta parte)
Lima, 21
de diciembre del 2015
Jaime Del
Castillo Jaramillo
Abogado
egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta
con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio
profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo
‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en
Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y
epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional
en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias
Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis:
“Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático
universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”,
“Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”;
“Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social,
articulista y conferencista.
http://fororepublicanoperu.blogspot.com
@jaimedelcastill
yeagob2@gmail.com
https://www.facebook.com/jdelcastillojaramillo
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