domingo, 6 de enero de 2019

Duke Ellington y sus nuevos estilos sonoros y el fin de las Big Bands. Música clásica fusionada con Jazz otra vez no tuvo suerte. Historia del Jazz. Parte XLIII

Duke Ellington y sus nuevos estilos sonoros y el fin de las Big Bands. Música clásica fusionada con Jazz otra vez no tuvo suerte. Historia del Jazz. Parte XLIII







Por:    Jaime Del Castillo Jaramillo





El señero, original y prolífico maestro Duke Ellington tuvo altas aspiraciones con su musa y con sus novedosas creaciones musicales, fue un visionario, pero un pragmático a medias, por lo menos, sacó provecho en cuanto a posicionamiento musical de la inmensa ola de popularidad que ganó el swing, sobre todo, montado en el ritmo impuesto por el gran maestro Benny Goodman.






Aunque en verdad, Duke Ellington quería imponer siempre, su propio ritmo y sonido, él buscaba originalidad musical, cuando aún las Big Bands estaban en pleno apogeo. Pero, Ellington siempre optó por su sello personal, y empezó entonces a experimentar con las disonancias y lo hizo de manera notoria y central, de tal forma que transformó el sonido del jazz y generó nuevas melodías, nuevos escenarios sonoros y nuevos conceptos jazzísticos.


Es fácil percibir en sus originales temas, que eran a la postre, no tan fáciles, para el canto ordinario del jazz, y eso fue lo novedoso y su marca de presentación en el mundo del jazz, entonces, como es de suponerse, el maestro Duke Ellington en cada presentación que hacía, se preocupaba en hacer sonar y posicionar ante el gran público, sus propias creaciones originales.





No tuvo miedo Ellington y subió cuesta arriba con su nueva música, se tenía mucha fe, pero no siempre tuvo éxito, no siempre le fue fácil y llano y perfumado, el camino hacia el éxito; en verdad, los críticos y el público, fueron injustos con este gran visionario e imaginativo innovador: a pesar de la gran cantidad de obras largas y novedosas, tales como, poemas sinfónicos, mini-conciertos para sus solistas instrumentales, llamativos blues, refinamiento en su stride, o ya sea, en su estilo “Nueva Orleans”; y en general, el Duke, se caracteriza, por mucha y demasiada experimentación musical y en diversas direcciones, planos y ritmos.


En medio de esta vorágine de sonidos y ritmos y experimentaciones marca Duke Ellington, le sobrevino el súbito éxito inmortal para 1937, con su obra  de aire oriental “Caravan”, (en colaboración con el trombón de Juan Tizol).







Ellington fue persistente y más que persistente, en hacer sonar su original “Diminuendo and Crescendo in Blue”



o su “Reminiscing in Tempo”,



obteniendo el aplauso inmediato, por su originalidad y voluptuosidad musical y cuando su público le pedía swing, -como quiera que estaba en boga dicho ritmo-, pues inmediatamente hacía sonar sus originales temas, también en riffs tradicionales, pero con nuevas técnicas, y también recibieron aplauso, su versión de: “Opus One”, y, de otro lado, gustó mucho su:

“In the Mood”,



también gustó, su versión de “A String of Pearls”, y de


“Flying Home”




entre otras geniales versiones más.



Es más, Ellington ponía la valla alta a sus competidores, con arreglos musicales difíciles y para Swing, y ello se puede verificar fácilmente, con los temas:

“Cotton Tail”



o



“Braggin’ in Brass”



Estas son, un par de obras magistrales del género, la primera resulta sumamente difícil de tararear y la segunda imposible, obviamente, pues así fueron hechas a propósito, para marcar la diferencia.





Duke Ellington no era muy afecto a sus propias obras de aliento y aplauso popular, nos referimos, a los temas que eran parte del río musical de su tiempo, por ejemplo, su composición:

“Solitude”,



en cuanto a esta pieza musical, dijo, que la había compuesto en 20 minutos, para poder completar un tema que faltaba, a fin de culminar una placa discográfica; y en cuanto a su pieza musical

“In a Sentimental Mood”,


declaró, que la produjo en Durham (Carolina del Norte) para enfriar una fiesta que se salía de control.





Fue 1936, el año más duro para Duke Ellington, toda vez que el swing estaba en boga y dominio, desde el Atlántico hasta el Pacífico, y desde Canadá hasta México, y Ellington siempre se puso de costado ante esa poderosa y avasalladora corriente musical, es por eso, que grabó escasamente y no brilló, ni figuró; por ende, su Big Band no pasaba del quinto puesto, en la encuesta del Metronome de la coyuntura.



Frente a la proliferación nacional de big bands, el maestro Ellington decide no seguir esa corriente en boga,  y para diferenciarse claramente de esa ríada musical en boga, pues, al término de ese año, empieza a grabar con un combo musical, alejándose de la moda de las Big Bands, con ello se adelantó y visionariamente a la próxima caída o declive definitivo de las Big Bands, de la que el buen Duke sería testigo.





Al cabo de dos años posteriores, Duke Ellington llegó a plasmar discográficamente, más de sesenta (60) placas en el formato de combo, pero no tuvo  mucha suerte en su difusión radial, y solamente el tema “Jeep’s Blues”, fue muy difundido:



ahí fue que grabó, con el gran maestro Johnny Hodges o John Cornelius Hodges (Cambridge, Massachusetts, 25/07/1907 - Nueva York, 11/05/1970) quien fuera gran saxofonista alto y soprano, y llamado “Jeep”, destacado solista que integró su Big Band, y por cierto, es considerado como uno de los tres saxofonistas altos más importantes de la historia del jazz, junto a Benny Carter y Charlie Parker.






Para el año de 1937, el maestro Ellington retomó el formato de big band, y fue, en esa coyuntura que graba sus exitosos y complejos temas: “Diminuendo in Blue y Crescendo in Blue”, como simples temas o tracks adicionales y que iban en ambos lados de su placa en 78 r.p.m.


Pero, en verdad de verdades, su éxito absoluto, en materia de ventas de ese año, fue el hoy clásico de clásicos del Latin Jazz: “Caravan”, el mismo que fuera compuesto con aires orientales y que en su momento sonó como algo muy extraño en el jazz coyuntural de esa fecha, en específico.


El gran maestro Duke Ellington y su Big Band, comenzó su edad de oro musical en los años 30’, y que solamente fue parada en seco, cuando se suspendió todo tipo de grabaciones, por la crisis mundial debido la eclosión de la Segunda Guerra Mundial.





Duke Ellington nunca abandonó sus sorprendentes y originales obras musicales y que llevaba al vinilo, y su gran producción de oro, estuvo entre los años 1938 y 1942.


Al término de la década de los años 30’, el maestro Ellington, incorpora a su poderosa Big Band a los maestros: Billy Strayhorn (William Thomas "Billy" Strayhorn, compositor, pianista y arreglista, acompañó a Duke Ellington, por casi 30 años. Nació un 29/11/1915, en Dayton, Ohio, y fallece un 31/05/1967, en Nueva York); Ben Webster (saxofonista tenor, y es uno de los "3 grandes" saxofonistas tenores del swing, al lado de los maestros Coleman Hawkins y Lester Young, nació un 27/03/1909, en Kansas City, Missouri, y fallece un 20/09/1973, en Amsterdam, Países Bajos); y, Jimmy Blanton (contrabajista, y quien se hizo famoso como pionero, en el estilo pizzicato y también por sus aplaudidos solos con el arco. Nació un 5/10/1918, en Chattanooga, Tennessee, y fallece 30/07/1942, en California).






Para el año de 1938, la Big Band de Ellington, publicó varias grabaciones que rápidamente se hicieron clásicas, tales como:

“Steppin’ into Swing Society”,




ésta fue la primera grabación de dicha Big Band en ese año, y se distinguió porque mostró el marcado estilo Ellington en los arreglos de swing en tempo medio, y se convirtió en la melodía base de esos tiempos.






Ese clásico Swing en tempo medio de Ellington, se evidencia también en otras grabaciones del mismo año 1938, especialmente en dos piezas que ejecutan sus mejores solistas de metal:

“Riding on a Blue Note”,




con una inolvidable e impecable ejecución del trompetista Cootie Williams (Charles Melvin Williams, nació un 24/07/1910 o 10/07/1911, en Mobile, Alabama, y fallece un 15/09/1985, en New York), y



“Boy Meets Horn”,



donde se lució Rex Stewart (Rex William Stewart, nació un 22/02/1907, en Filadelfia, Pensilvania, y fallece un 7/09/1967, Los Ángeles, California), con el clásico efecto de medio pistón en el metal.





También hizo grabaciones maravillosas en materia de veloz virtuosismo solista, tal fue el caso del tema:

“Braggin’ in Brass”



ese tema se constituyó en clásico del género, es un original y novedoso arreglo, ejecutado magistralmente por su Big Band.





También el gran maestro Duke Ellington hizo maravillas en cuanto al estilo de música “ambiental”, lacónicos, pero con mucho color y ritmo, por ejemplo su inmortal tema:

“Blue Light”,



y también:

“Lost in Meditation”,

y

“Prelude to a Kiss” y



Así como



“A Gypsy Without a Song”.






El prolífico maestro Duke Ellington, no solamente tenía refinada imaginación y buen sentido del gusto musical, sino que además, innovaba la música con nuevos y diversos recursos de estilo, y los críticos, llamaron a su música: lastimeras llamadas de blues, o, armonías impresionistas, o inflexiones de balada romántica.


Lo cierto, es que Ellington, fue un genio, para llenar de sustancia sus temas ambientales de tres minutos (de igual proyección fue el legendario Jelly Roll Morton).


Para finales del año 1938, el jovencito compositor Billy Strayhorn (16 años menor que Ellington, procedente de Ohio, hizo música en Nueva Jersey, Carolina del Norte y Pennsylvania), abordó al maestro Duke Ellington (acompañaría en los arreglos y piano por tres décadas, al maestro Ellington, y le corresponderían más de dos centenares de temas), en Pittsburgh, para tratar de mostrarle, una de sus composiciones, se trataba de “Lush Life”,








Duke Ellington, pasó muchos sufrimientos con su banda, en primer lugar, el abandono de sus mejores músicos; en segundo lugar, la grave crisis económica de la post Segunda Guerra Mundial; tercero, el impuesto sobre los salones de baile, que alejó a los bailadores; cuarto, la aparición de la televisión, que apartó al gran público de los grandes salones, y les generó además, nuevas distracciones, como el Rock And Roll o Frank Sinatra; quinta, la desgracia de las Big Bands, que cayeron para no regresar jamás, el mismo Count Basie y su Big Band, tuvo que adaptarse y con serias limitaciones para no perecer; sexto, la radio, dejó de ser el gran agente publicitario gratuito del Jazz en general; y por si fuera poco, los críticos fueron mordaces y perversos contra Ellington, le llegaron a decir, que se retire porque su música ya era vieja y desfasada.





Ellington, por necesidad y por subsistencia, tuvo que salir de Estados Unidos, y se hizo, a sí mismo, oficioso embajador honorífico del jazz, y viajó por los cinco continentes: Asia, Australia, el norte de África, Latinoamérica, Europa occidental y por si fuera poco, la Unión Soviética. No solamente eso, para su cumpleaños número 70°, fue homenajeado en la misma Casa Blanca.  Y en otro momento, el presidente francés Georges Pompidou, lo condecoró con la honorífica y codiciada “Legión de Honor”. Y por si fuera poco, en Etiopía, el legendario gobernante Haile Selassie le otorgó la Estrella del Emperador.


No solamente eso, casi ganó el ambicionado premio Pulitzer, pero a último momento, no se lo concedieron, causando gran malestar dicha actitud vergonzosa, en el mundo del jazz.


Para enero de 1974, Duke Ellington fue hospitalizado en Los Ángeles, para diagnosticarle cáncer de pulmón. Pero en marzo de 1974, fue nuevamente hospitalizado, y a mitad de una gira, ingresó al Columbia Presbyterian Hospital de Nueva York. Fue un fatídico, 24 de mayo, cuando falleció de neumonía, el gran Duke, y su entierro fue multitudinario,  donde asistieron más de diez mil personas  a darle el último saludo, adiós y homenaje.



Como es muy común, los que ayer lo criticaron, tras su muerte, lo alabaron y le rindieron homenajes, y hasta lo compararon a Ellington con Bach, Beethoven y Schönberg. No solamente eso, el presidente Nixon le rindió panegíricos y lo denominó, como el compositor más sobresaliente del país, y el influyente medio New York Times, coincidió en esos términos encomiásticos con el mandatario Nixon, titulando su necrológica de la esperada portada, con la siguiente leyenda: “El compositor más importante de América”.


(Fin de la parte XLIII)


Lima, 05 de enero del 2019

Jaime Del Castillo Jaramillo

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