Son Cubano asesinó a su generoso patrón y mentor: el
Danzón. El famoso Danzón cubano no recibió ninguna
influencia africana. Géneros musicales de raíz europea nacidos en Cuba. Parte II
Por: Jaime Del Castillo Jaramillo
La Danza tuvo un precursor muy famoso en
Cuba, nos referimos a quien fuera discípulo
del gran músico Espadero, nos
referimos a Gaspar Villate, a quien
se le atribuye ser el autor de las óperas Richelieu,
La Czarina, Zilia y Baldazaire.
Y como adelantado y fino cultivador de la antigua danza cubana, se le atribuye a Tomás
Ruiz (1834 – 1889). Y mencionamos a estos ilustres personajes, para
demostrar y probar que la danza y el cancionero cubano, no le deben
absolutamente nada de nada a los ritmos
africanos, y sí le deben mucho a Europa y al genio criollo cubano neto,
vale decir, la danza cubana fue expresión pura de su sentir nacional antillano,
y por lo tanto, frontal y directamente, la Contradanza
francesa era el modelo y era el molde cultural y musical en Cuba, y de ahí nace la Danza primero, y luego el famoso y
popular Danzón cubano, Afríca nunca
tuvo nada que ver ahí.
La Danza cubana le debe mucho al genio criollo
y mestizo hemos dicho, y lo repetimos, y uno de esos relevantes genios fue el
gran Manuel Saumell (1817–1870), y quien
fuera destacado compositor cubano que brilló a mediados del siglo XIX. Al gran
maestro Saumell se le considera el precursor
del género musical que en el futuro desarrollará el otrora gran maestro Ignacio Cervantes, quien también fuera
prolífico compositor, –su hija también le siguió los pasos musicales en calidad
y genialidad--.
Contemporáneo de
estos grandes maestros de la música en La Habana fue el gran director de
orquesta Juan de Dios Alfonso,
destacándose sobre todo su violinista José
del Carmen Olivera conocido por su gran temperamento. Eran los tiempos del
predominio del rigodón y la cuadrilla, los mismos que se bailaban
en los grandes y aristocráticos salones de Cuba, el negro
observaba con admiración y ansias, y luego copiaba e imitaba lo que sus líderes
sociales y culturales ejecutaban, de acuerdo a los cánones de la civilización
occidental o europea.
De esa misma orquesta
tan famosa del aludido maestro Juan de
Dios Alfonso, procede uno de los elevados precursores del danzón cubano, nos referimos al célebre
e inmortal Raimundo Valenzuela,
quien fuera trascendental y excepcional músico. Y recordemos que cuando se
independiza musicalmente el gran maestro Valenzuela,
forma una gran orquesta tan o igual de famosa que la del mencionado maestro Juan de Dios Alfonso de donde procedía.
Siendo que ambas excelentes y afamadas orquestas, daban la hora en los famosos
festivales en La Caridad del Cerro y
en la muy popular Glorieta de Marianao.
Ya está debidamente
establecido, probado y comprobado, que el glorioso Danzón cubano fue creado para 1879 por el maestro Miguel Faílde, el reconocido, querido y
muy popular profesor matancero, y el Danzón
cubano es considerado como el legítimo sucesor de la Danza, y por cierto, en estos progresos nunca jamás y por ninguna
circunstancia intervino África, ni mucho menos sus ritmos, ni en la formación,
ni en su desarrollo.
El Danzón cubano, --(que no tuvo ningún
elemento de ritmo africano en su creación y desarrollo en modo alguno, como se
ha dicho)--, siempre fue el gran triunfador y señor de señores en las pistas de
baile, y sobre todo, --y no está demás consignarlo--, fue el ritmo más favorito
de los cubanos; como no mencionar y recordar que fueron de antología e inolvidables los tradicionales
bailes en el teatro de Tacón, entre
otros importantes centros y salones de baile, y como no mencionar las famosas comparsas que el pueblo impulsaba, --y
para que quede bien claro y contundente--, a esos concurridos y populares
bailes asistían las comparsas de los Negros
Rumberos y de los Negros
Catedráticos, y bien vestidos todos ellos, con la siguiente vestimenta:
pantalón blanco bombacho, camisa abullonada, sombrero de jipijapa y lujosas
zapatillas; y las mujeres iban vestidas de la siguiente forma: con traje blanco
almidonado, de cola, zapatos del mismo color y pañuelo rojo adornando el cuello,
--África nada tenía que hacer ahí--.
El maestro Valenzuela es el precursor de la transformación
del Danzón, --como ya lo adelantamos
ut supra--, y fue un fecundo
compositor, y una de sus grandes composiciones es el tema “Los chinos”, para 1881. Y cuando el maestro Valenzuela reforma el danzón frontalmente, pues le agrega un segmento
con el uso obligado de cornetín o del contundente trombón, --el gran maestro Valenzuela era un prodigioso en el
dominio del trombón--.
El Danzón cubano volvamos a decirlo una
vez más, nunca tuvo absolutamente nada que ver con ritmo africano alguno, o con
algún africanismo en lo más absoluto. El Danzón
cubano tuvo una forma inicial muy arcaica y europeizada que fue variando
conforme el genio musical criollo cubano iba haciendo las reformas pertinentes,
de acuerdo a los requerimientos de los mismos amantes del cultivo del danzón
cubano, y en, y desde las pistas de baile.
El Danzón cubano tuvo su época de auge y
brillo y popularidad, pero los tiempos siempre cambiantes lo van modificando todo,
y fue así que el generoso Danzón sufrió los primeros embates y por el costado;
el primer golpe artero y contundente lo recibió por parte de los nuevos bailes americanos que llegaron a La
Habana, y esos bailes americanos fueron bien recibidos entre los bailadores,
--(el baile más dinámico y rítmico sedujo al bailador de la Isla cansado de
bailar lento)--, y ello acusaba y demostraba que ya había cierto cansancio contra
el generoso Danzón cubano; y poco a poco
el aludido danzón fue cediendo espacios y cayendo en el olvido de a pocos. No
solamente eso, en sus épocas de brillo, auge y apogeo, el generoso Danzón le había cedido al humilde Son un pequeño espacio en su trono
musical, y fue en esa razón y circunstancia que el Son se ejecutaba al final de las grandes presentaciones del Danzón
Cubano, pero luego, el Son le dio el
golpe de gracia al viejo danzón, que otrora fuera su patrón y mentor, y por
cierto, lo sustituyó completamente, sacándolo de las tarimas y locales de baile, así de plano y de
pleno.
La contradanza normanda o francesa, llegó
a Cuba para quedarse en olor de gloria, aplauso y multitud, como ya lo
explicamos, --y nada de África había ahí--, y luego en Cuba, la contradanza gala tan querida en los
grandes y lujosos salones de baile, --los negros cubanos la sabían bailar muy
bien y eran la admiración de los extranjeros en Cuba--, se transformó en Danza
cubana, y de la Danza Cubana se
evolucionó hacia el Danzón Cubano, --y
volvemos a repetir, nada de África había ahí--, y su gran popularidad bullente
fue para 1880.
Obviamente que
cuando se pasa de la contradanza
francesa, a la danza cubana, de
hecho que el pueblo mismo introdujo sus danzas autóctonas como el zapateo que era danza aborigen cubana
(no negra), además de el punto cubano
y por cierto, la guajira, y se tiene
que entender que esas danzas agregadas y antes mencionadas, van pero
estilizadas, --el genio musical criollo cubano es el encargado de darle forma
rítmica a esas creaciones populares germinadas en la pista de baile, y los
sensibles músicos los plasmaban en la partitura profesional--, ya no en su
forma original y primeva, y su inclusión en maridaje con la contradanza francesa se explica por
razones y factores ambientales socio-culturales, y por las condiciones
etnográficas propensas a la fusión.
Pero al afirmar aquí
que la contradanza francesa germinó
fértilmente en Cuba, no quiere decir que España haya cedido espacios como
formadora y forjadora musical en Cuba, en realidad, fue todo lo contrario,
España forjó y formó totalmente en el campo musical a Cuba; los criollos
cubanos nacieron de padres españoles en Cuba,
y fueron educados en las costumbres españolas, en la lengua española, en
la religión española y en la música española, en Cuba misma, por lo tanto, el
cubano tiene médula española en forma plena, total y absoluta, tal y como
sucedió en Perú.
Por eso es que en
Cuba, la médula y el ADN y la sangre española tiene que aflorar siempre y
obligatoriamente, en la llamada cubanía. Ya está debidamente probado y
comprobado que los cantos populares cubanos provienen de las prácticas y ritmos
musicales del Sur de la península Ibérica, específicamente de Andalucía, y que quede claro, que
EE.UU., a pesar de la cercanía a la Isla de Cuba nunca influyó en forma
trascendental y fuertemente en Cuba.
No está demás
consignar aquí, que los géneros que se mantuvieron originales y sin ninguna
influencia foránea, ni mucho menos influencia africana fueron el zapateo
y el punto cubano. Tampoco está
demás dejar sentado aquí, que para el estudioso don José María de la Torre, el
zapateo tuvo su origen en la Manchega
de Castilla la Nueva, o sea, vino de
España a Cuba para quedarse.
La guajira es otro ritmo cubano,
considerado también entre los que no sufrieron influencia extranjera alguna. Aunque
hay una Guajira española, que tiene
las notas de adorno al empezar y su cadencia es característica.
(Fin de la segunda
parte)
Lima, 26 de abril del 2016
Jaime Del
Castillo Jaramillo
Abogado
egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta
con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio
profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo
‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en Ciencia
Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y epidérmico
causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional en Ciencia
Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias Empresariales y
Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis: “Crisis terminal de
los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático universitario de ‘Historia del
Pensamiento Político”, “Filosofía Política”, “Metodología de la investigación
en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”; “Análisis Político”, “Ciencia
Política”, etc.; blogger, comunicador social, articulista y conferencista.
http://fororepublicanoperu.blogspot.com
@jaimedelcastill
yeagob2@gmail.com
https://www.facebook.com/jdelcastillojaramillo
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