La Rumba africana, salvaje y libidinosa, fue domesticada
por Europa en Cuba. Nicasio Estrada Mora, Alcalde de
La Habana, con Decreto del 6 de abril del año 1900, prohibió el uso de tambores
y de rumbas africanas. Géneros musicales de raíz europea nacidos en Cuba. Parte
IV
Por: Jaime Del Castillo Jaramillo
Como lo
expliqué y lo detallé en otros envíos, la rumba
de solar o de callejón en sus
inicios, eran bailes o danzas o simplemente rústicas expresiones lúbricas o
libidinosas en grado sumo, por lo tanto, causaban asco, escándalo y repulsa en
la sociedad educada y culta de Cuba, vale decir, la rumba africana era considerada una ofensa a la moral y a la acendrada
educación occidental y cubana, por eso es que fueron rechazados y repudiados y
tratados como salvajes, sus practicantes africanos en Cuba.
La rumba, --de movimientos y
retorcimientos primitivos o salvajes y libidinosos en la supuesta danza o
baile, y que incluían al ‘vacunao’ sexista
en el guaguancó--, fue salvada y domesticada y educada y civilizada cuando fue
llevada al teatro cubano, tal como también
lo expliqué en otro envío, y con lujo de detalles, incluyendo nombres de autores,
cultores y compositores; la rumba
africana entonces, fue desbrozada, tamizada y adecentada para su difusión
teatral. En suma, Europa y España adoctrinaron a la rumba africana, la
‘evangelizaron’ o la ‘exorcisaron’ por así decirlo, y así de sencillo y de
fácil, y para la posteridad y sin solución de continuidad.
Ese
adoctrinamiento y civilización y domesticación europea de la rumba africana, fue similar en proceso
y finalidad con la clave, y fue así
y solamente así, que la clave fue admitida en los salones elegantes, decentes y
de los personajes principales en Cuba, vía el género auténticamente criollo del
genio musical cubano: El son.
No lo
olvidemos, ni dudemos nunca, en el sentido que el son cubano, antes de obtener su carta de ciudadanía musical por
todo lo alto, pues en su melodía, fue atravesando los mismos caminos que ya
había trajinado el naciente y jovenzuelo danzón,
es decir, que el son, también fue acompañado
por los versadores, los congueros, repicadores, claveros, maraqueros, treseros
y bongoseros, pero aun así, nunca se
obtuvo la personalidad y configuración definitiva del son en forma inmediata, fue un largo y lento proceso, estamos aún
en el período del proto-son entonces,
--y del que me explayé en otro envío, incluyendo a los autores e investigadores
que abordan el tema in extenso--.
Y es que el son y el danzón cubano, desde sus orígenes o prototipos, siempre estuvieron
acompañados por instrumentos musicales europeos, tales como, la guitarra, y el autóctono tres, –primo y segundo, y ambos
derivados de la vihuela, bandola o guitarra española–, y por cierto: el ritmo
era brindado en soporte por las maracas
indígenas cubanas, y en algunos casos por la botijuela, así ha sido confirmado y probado y comprobado desde los
albores musicales en Cuba, ahí está el famoso son añejo de la ‘Ma´ Teodora’ –que hasta el gran literato
universal cubano Alejo Carpentier
menciona en sus obras musicológicas como son cubano prototípico, como lo
detallé en otro envío--, ahí está la leyenda y gran músico santiaguero Nené Manfugá, o el inmortal Pepe Sánchez, entre otros trovadores que
trajinaban y recorrían con sus estudiantinas
o agrupaciones musicales, todos los barrios en Santiago de Cuba difundiendo las antiguas guarachas, boleros y
sones, los mismos que nacían de la improvisación y versación en picarescas estrofas,
que comentaban los sucesos más salientes ocurridos en la ciudad, --por eso es
que en algunos lugares al son cubano se le llamaba ‘chivos’--.
El son cubano, nació al amor del
multicultural crisol del pueblo criollo de cubita la bella, noble pueblo
antillano de todas las razas y de todos los colores, y la musical cuna del son fue mecida entonces: por el mulato,
el blanco, el mestizo, el negro, el guajiro, etc., y con la alegría de la gente
humilde y modesta; y llegará mucho después a los salones elegantes y de los
principales y notables de la alta sociedad cubana, con la intercesión, mentoría
y padrinazgo del danzón como ya lo
expliqué.
Como
afirmamos en otro envío, el Danzón cubano tan generoso y tan libre de todo
africanismo, --porque el danzón es
hijo de la danza, y nieto de la contradanza francesa traída a Cuba--,
pues bien, el Danzón cubano con su
baile suave, plácido, elegante y pausado, sufrió el embate potente y atroz de
los bailes americanos dinámicos y fluidos y enérgicos traídos a Cuba, tales
como el fox, el charleston y el black buttom;
y volvemos a repetir, el son cubano que tuvo como mentor y patrón al Danzón para su ingreso y obtención de
carta de ciudadanía en la capital y en los salones de la gente principal de
Cuba, se vio favorecido con estos bailes norteamericanos antedichos tan
dinámicos y movidos; y por lo tanto, el tan mencionado son cubano termina de asestar el golpe letal al Danzón y se impone como preponderante
género musical criollo y original de Cuba, y que por cierto era más movido y
rítmico con respecto al cadencioso Danzón.
No podemos negar
tampoco y en modo alguno que, terminada la Primera
Guerra Mundial, y ya en la posguerra, el Jazz se expandió al mundo entero, como un signo del triunfo y
preponderancia del poder político, económico y cultural norteamericano que
asumía el liderazgo universal.
Y, como bien
sabemos, el Jazz norteamericano fue
aceptado, cultivado y adoptado en Europa con ímpetu y frenético entusiasmo;
Europa herida, doliente y en escombros, quería olvidar y con afán, los horrores
y terrores de la maldita guerra mundial, y para ello le sirvió de mucho
vestirse con el exótico traje del snobismo y así espantar los fantasmas de
formas estéticas y de tradiciones académicas que con su acartonamiento usual les
traía más dolor al recordar una cultura y un imaginario que los hipnotizó y los
engañó llevándolos directamente a la muerte y a la destrucción y a la locura,
la realidad les mostró su rostro fiero, espantoso y terrorífico, y por lo
tanto, buscaban y querían con y a través del Jazz norteamericano espantar y exorcizar a todos esos horribles
demonios, traumas y fantasmas de la conflagración mundial acaecida y bajo
comento.
El mundo
cambió en forma rotunda y definitiva tras la Primera Guerra Mundial y con sus potentes y malevos bombardeos y
destrucciones masivas materiales, también de paso y simultáneamente, destruyó,
pulverizó y bombardeó gran parte del bagaje cultural decimonónico, y distintos
sectores del arte entonces fueron derrumbados, descoyuntados y destruidos, y
emergieron nuevas tendencias, y se crearon nuevos ambientes mentales,
artísticos y culturales, que como signo distintivo de posguerra aparecieron
para no reconocer antiguas escuelas artísticas ni estéticas, ni mucho menos
jefaturas de ningún tipo, se comenzó exaltando el exotismo y la novedad y lo
surrealista.
Fue en ese
contexto y escenario y panorama que apareció en París la diva Josephine Baker, la novedosa y
sugestiva bailarina y autora de la danza de los plátanos; así mismo, hacia
Europa también se dirigieron excelentes y espléndidas compañías de óperas y
operetas sureñas norteamericanas; inclusive fue en París que destacó y brilló
el excepcional saxofonista Villa de
Cuba, proclamado en la Ciudad Luz como ‘El
rey del saxofón’, fue el gran músico de los cabarets de Lutecia, entre
otros músicos y artistas norteamericanos que brillaron y triunfaron en Europa.
El Jazz fue tan influyente y centrípeto para
Europa y el mundo, que se coronó llegando hasta las cumbres de la música
clásica, y también para múltiples películas de la época, y por lo tanto, con y
en esa corriente muy fuerte a su favor, pues florecieron las famosas jazzband; y no solamente eso, grandes y
celebrados compositores máximos de la música clásica –como se ha dicho--, tales
como Igor Stravinsky, Erik Satie, Maurice Ravel entre otros, se inspiraron en
los nuevos ritmos y estructuras del Jazz
y procedieron a generar nuevas tendencias en la música, y fue en esa línea que
aparecieron los ultramodernistas e impresionistas tan criticados en la
música clásica.
En cuanto a
la muy antigua expresión musical: La
Habanera, seguiremos la respetable
y fundamentada opinión del reconocido musicólogo español Felipe Pedrell, quien nos hace entender que fue producto criollo
cubano, pero que fuera transformada en España. Pero habría que agregar aquí,
que La Habanera tiene sus
antecedentes y ascendientes directos en la Contradanza
francesa y la Danza cubana, incluyéndose los primeros Tangos españoles que abrevaron generosamente para la aparición de La Habanera en mención. En suma, La Habanera no tiene ninguna influencia
africana en modo alguno. Además, existe La
Habanera española que se diferenciaba por la distinta melodía y distintas notas
de adorno, muy diferentes por cierto a La Habanera cubana.
En cuanto a
otra expresión musical no menos importante: la Criolla cubana, esta fue una modalidad muy apreciada del cancionero
en Santiago de Cuba, y fue cultivada y desarrollada por los maestros Jorge Anckermann y Luis Casas, a quienes se les considera los pioneros en su cultivo y
difusión, y con el mismo ritmo de antaño también fue un adelantado cultor el
gran músico Sindo Garay que integró
el célebre y universal Trío Matamoros;
el maestro Garay cuenta en su haber
el transcribir la guaracha dominicana titulada “Dorila”. La Criolla
entonces, es otra expresión musical cubana que está libre de toda influencia
africana y extranjera en general.
No olvidemos las
palabras de oro del gran maestro y reputado folklorista y renombrado compositor
español Manuel de Falla, cuando dijo
de las geniales creaciones musicales criollas de Cuba, que son “algo verdaderamente admirable y en cierto modo único dentro de la
música universal”.
Y es bueno mencionar
aquí, a los grandes maestros cubanos que exaltaron el genio criollo musical
cubano sin ninguna influencia africana, tales como el gran compositor Palau, los nobles hermanos Maury, los Anckermann, Roig, Lecuona,
Grenet y otros talentosos autores de zarzuelas costumbristas, llenas de
verdaderos cubanismos, entre muchos cultores y compositores de valía de la
cubanía musical.
La Canción, por ejemplo, es otra
creación musical criolla cubana libre de toda influencia africana también, y es
que La Canción era una forma elevada de expresión musical, y sus contenidos se
referían a los ideales cubanos, tales como la Patria, o la Religión, o el amor,
etcétera, y se cultivó desde muy antiguo y con verdadera importancia y celo,
inclusive devino en la nueva modalidad a finales del siglo XIX de sustituir a
la Canción patriótica. La Canción es un género musical cubano
que sí fue influido plenamente por la música
italiana, porque no debemos olvidar que la escuela musical italiana influyó
en muchos países, y desde el revolucionario siglo XVIII.
La Canción en Cuba alcanzó
varias modalidades, pero hay una que es muy desataca y que cultivó el maestro Gonzalo Roig, quien fuera competente
Director de la Orquesta Sinfónica de Cuba, y quien presentó hasta dos ritmos
distintos.
Como ya
referí en otro trabajo o envío, la rumba
primitiva y las expresiones de baile y cantos africanos en Cuba, fueron
prohibidos, repudiados y perseguidos, porque no solamente eran fuente de
escándalos, borracheras, peleas y asesinatos, sino que esas prácticas ofendían
a la moral pública y a la decente educación del pueblo cubano, y para probar
nuestra afirmación, hacemos mención del decreto expedido por el doctor Nicasio Estrada Mora, a la sazón el Alcalde Municipal de La Habana, siendo
que la acotada norma legal se publicó en la Gaceta Oficial del gobierno central, para el 6 de abril del año
1900, coincidiendo en el contexto de la primera intervención norteamericana
contra Cuba, y en la mencionada norma legal o decreto de la referencia, se
prohibía el uso de tambores africanos
y el tránsito por las calles de los Tangos,
Cabildos y Claves. Vale decir, que había rechazo y repulsa y execración contra
las expresiones bullangueras, exóticas y libidinosas de los bailes y danzas y
cantos africanos en La Habana, y por
ello mismo es que se prohibió expresamente el uso de todo tipo de tambores
africanos y se prohibió también la práctica de las comparsas callejeras de
manifestación o expresión africana. La cultura y educación y moral europea y
española de predominancia en Cuba se impuso, y condenó y repudió y persiguió
las prácticas primitivas y salvajes del africanismo en Cuba.
No se puede
pues, afirmar y usar alegremente el término de música Afro-cubana, porque en verdad de verdades y a la luz de las
ciencias sociales, fueron dos expresiones musicales y de danza absolutamente
contrapuestas y hasta enemigas e insostenibles; tanto por la grave y ostensible
diferencia en el idioma, en la instrumentación, el canto y el baile, y en Cuba
misma.
(Fin de la cuarta
parte)
Lima, 04
de mayo del 2016
Jaime Del
Castillo Jaramillo
Abogado
egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta
con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio
profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo
‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en
Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y
epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional
en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias
Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis:
“Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático
universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”,
“Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”;
“Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social,
articulista y conferencista.
http://fororepublicanoperu.blogspot.com
@jaimedelcastill
yeagob2@gmail.com
https://www.facebook.com/jdelcastillojaramillo
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