martes, 7 de marzo de 2017

Big Bands es hija de la bonanza económica y canta al poderío y magnificencia norteamericana. Los grandes improvisadores como Armstrong, Beiderbecke y Hines no soportaron la presión comercial y sucumbieron a las Big Bands. Historia del Jazz. Parte XXVIII






Big Bands es hija de la bonanza económica y canta al poderío y magnificencia norteamericana


Los grandes improvisadores como Armstrong, Beiderbecke y Hines no soportaron la presión comercial y sucumbieron a las Big Bands. Historia del Jazz. Parte XXVIII




Por:    Jaime Del Castillo Jaramillo




El poderoso y siempre progresivo industrialismo en la tierra del Tío Sam, el intenso e inmenso y poliédrico comercio nacional e internacional de la primera potencia del mundo, la bonanza económica y financiera norteamericana y del capitalismo occidental en general, obligaron a la aparición del estilo de las big bands: la gente se sentía emocionalmente bien y económicamente muy segura y quería expresarlo y manifestarlo, por lo tanto quería bailar, el público quería disfrutar de la paz, la seguridad económica y un porvenir prometedor y ascendente, por lo tanto, querían vestirse bien, comer bien, pasear sin restricciones y obviamente querían solazarse bailando ritmos y estilos, que expresen su estado positivo sico-social, que grafiquen su felicidad y bonhomía y obviamente que el Jazz y las Big Bands inmediatamente entendieron el mensaje claro, y prepararon sus instrumentos musicales, sus partituras y por cierto se compraron billeteras grandes y reforzadas, para recibir las ingentes ganancias que vendrían, las disqueras se frotaban las manos y las radios tenían un sonrisa de felicidad de oreja a oreja.



Las Big Bands de ese gran momento y coyuntura, estaban compuestas por cuatro básicas secciones: la línea de saxofones, la línea de trompetas, la línea de trombones y la infaltable sección rítmica, vale decir, la gente quería cosas grandes o Big Bands, el público quería que su felicidad, poderío y seguridad se exprese a lo grande, que sonidos magníficos, imponentes y avasalladores dejen bien en claro, quien es la sociedad dominante y quiénes son esos poderosos personajes solventes económicamente que puede pagar y mantener a esas seductoras y monstruosas maquinarias musicales perfectas.



La presión comercial fue muy fuerte y atractiva por cierto, en dicha coyuntura y los grandes y legendarios músicos del primer jazz sucumbieron a ello, había una fuerza centrípeta poderosa e ineludible, de esa forma, monstruos de la música como Louis Armstrong, Bix Beiderbecke y ‘Fatah’ Hines entre otros, tuvieron que abandonar sus prodigiosas y sorprendentes improvisaciones solistas y asimilarse o alinearse con las big bands y dentro de las Big Bands hacer discurrir su vena innata de improvisadores magistrales y de respeto y que quede bien claro: ellos ingresaron a las Big Bands, no con el cartel de orquestadores, ni de grandes compositores, ellos se asimilaron con sus créditos de grandes improvisadores.



Al costado de ellos, había otra clase de grandes talentos musicales, tales como los maestros: Don Redman, Fletcher Henderson, Duke Ellington, Bill Challis, Art Hickman, Ferde Grofé entre otros, quienes sí se centraron y concentraron en el ritmo y estilo del nuevo formato llamado Big Bands y con esos cerebros musicales aparece la necesaria y obligatoria revolución en y con el nuevo sonido del jazz y para una nueva sociedad ascendente, dominante y progresista.



La historia del jazz, siempre nos cuenta sobre la mezcla de géneros, estilos y ritmos musicales y por cierto, que esa tendencia o constante verificada, no fue ajena ni lejana en el período o coyuntura de las Big Bands, en este gran momento musical, se puede fácilmente percibir la enorme cantidad de fusiones, mezclas y combinaciones de diferentes sonidos y ritmos y estilos y la central de las fusiones y mezclas y combinaciones musicales, fue la ciudad de Nueva York, por antonomasia,



No olvidemos que para 1915, en la mencionada ciudad de Nueva York, ya se dejaba escuchar una banda proveniente de la fundadora ciudad de Nueva Orleans que incluía al gran maestro Freddie Keppard; dicha banda le tendió alfombra con su estilo y ritmo musical y ya para 1917, a los venideros de la ciudad de Chicago, La Original Dixieland Jazz Band; tanto fue así que, al culminar la Gran Guerra o IGM, la influencia y popularidad de estas dos bandas antes mencionadas, fue muy grande y popularmente bien aceptada, esa música y ese estilo se conservó hasta la llegada de la gran era de las Big Bands.




(Fin de la parte XXVIII)


Lima, 07 de marzo del 2017

Jaime Del Castillo Jaramillo

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