lunes, 8 de julio de 2019

Charlie Parker, Dizzy Gillespie y el legendario productor Norman Granz. Parker buscó intelectualizar el Jazz y Gillespie era muy competitivo grupalmente. Historia del Jazz. Parte LI


Charlie Parker, Dizzy Gillespie y el legendario productor Norman Granz. Parker buscó intelectualizar el Jazz y Gillespie era muy competitivo grupalmente. Historia del Jazz. Parte LI











Charlie Parker, Dizzy Gillespie y el legendario productor Norman Granz. Parker buscó intelectualizar el Jazz y Gillespie era muy competitivo grupalmente. Historia del Jazz. Parte LI











Por:    Jaime Del Castillo Jaramillo










No todo fue felicidad en cuanto a las grabaciones de Bird o Parker con la disquera Dial de Russell, existen muchas críticas en cuanto a las finales grabaciones con ese sello Dial, se les achaca ser lentas. Lo que pasa es que, a muchos les cuesta entender la evolución creativa y musical de un genio, y ese fue el caso de Charlie Parker con sus grabaciones finales para el sello Dial.









Y es que en verdad de verdades, estábamos ante un “nuevo” o recreativo maestro Bird o Charlie Parker, más intelectual o conceptuoso, y especialmente melódico, por ejemplo, su conocido tema: “Embraceable You”










y es aquí pues, que tenemos una magistral balada Parkeriana, que fácilmente recuerda a la frase “you must remember this” del conocido tema “As Time Goes By”.


También tenemos otra joya parkeriana, con el tema: “My Old Flame”:











y por cierto, el bello tema: “Don’t Blame Me”,










Con este nuevo estilo Parkeriano, se marcaba nuevo hito en materia de baladas de Jazz, entonces, la gloriosa y original historia del Jazz norteamericano abría un nuevo capítulo, y ahí estaba la trompeta melodiosa del joven Miles Davis al lado de su mentor, maestro y padrino Charlie Parker o Bird,  en suma, estas nuevas y originales parkerianas baladas de jazz, fueron tan influyentes o al mismo nivel y talla como las consagradas: “Singin’ the Blues”, del legendario trompetista Beiderbecke y Trumbauer













también “I Can’t Give You Anything but Love”, del mítico Louis Armstrong o Satchmo,











o “One Hour”















y “Body and Soul”,


del gran maestro del saxofón Coleman Hawkins.










Charlie Parker llevó a la inmortalidad en la historia revolucionaria del Jazz moderno, al trombonista J. J. Johnson (James Louis Johnson, o J. J. Johnson, nació en Indianápolis, el 22/01/1924 – fallece el 04/02/2001, trombonista, compositor y arreglista. Fue el primer trombonista del Bebop y presente figura del jazz posterior al swing desde los años 40’, ejerciendo gran influencia), el mismo que participó en la última sesión para el sello disquero Dial, de Russell, en esa histórica grabación, Bird o Parker y Miles Davis fueron acompañados por el joven trombonista J. J. Johnson, quien ya había impresionado a los aficionados con sus grabaciones como líder para el sello Savoy, así como por su labor en las bandas de Benny Carter y Count Basie, entre otros.









J.J. Johnson supo encontrar la melodía y el mensaje del Bebop, vía el trombón  de varas, y es que Johnson cambió radicalmente la rapidez, y nerviosismo de las líneas clásicas de bebop, entonces, Johnson le puso el firme latido y el perfume profundo del Bebop en un nuevo idioma, a través de sonidos muy bien elaborados y con mucho éxito.










El maestro Johnson, también fue convocado por otros grandes músicos del jazz moderno, entre ellos Dizzy Gillespie, Miles Davis, Clifford Brown y hasta Stan Getz.










Para 1955, el maestro Johnson fue ganador como mejor músico, por votación para el Down Beat, y compartió gloria con el también trombonista Kai Winding. (https://youtu.be/5MAx_907Qh4). Exitosa es, su famosa balada “Lament”










Muy rápidamente, y con solamente cuatro días posteriores a su última sesión con el sello Dial, el genial Charlie Parker regresó al estudio de grabaciones disqueras con su banda habitual, esta vez bajo los auspicios del sello Savoy. Sus grabaciones ya no son tan intensas como las del Parker anteriores a su estancia obligatoria en Camarillo. Pero cuando vienen, dos sesiones más, en el año siguiente y para Savoy, ya tenemos grabaciones nuevamente intensas y hasta ambiciosas y con nuevos coloridos y estilos, tales como “Barbados”












con clarísimos aires latinos, y hasta con magistral contrapunto para el tema “Ah-LeuCha”.












Pero, en esa placa, Parker marcó la diferencia otra vez, con su magistral y única interpretación bellísima del sensacional blues “Parker’s Mood”, donde le puso el estilo de su Kansas City, cuando sus raíces iniciales.











Parker grabó mucho y las cintas y discos de Dean Benedetti, publicadas a fines de los años ochenta así lo documentan bien, existen más de cuatro centenares de grabaciones con solos inéditos de Charlie Parker. Y en verdad, esto no es todo, es muy pequeña parte de la extensa y variada discografía extraoficial del genio del saxo alto: Bird.










Es sabido, que los entendidos, críticos y los acuciosos coleccionistas del jazz, tienen en su poder gran cantidad de grabaciones de las presentaciones de Charlie Parker, tales como en el Royal Roost, el Onyx, el Three Deuces, el Birdland, el Rockland Palace, el Carnegie Hall (donde estuvo con la misma Ella Fitzgerald) y el Renaissance Ballroom (donde tocó con una banda de músicos latinos), además de sus famosas y agitadas giras por Detroit, Los Ángeles, Washington, Boston e incluso Suecia (Parker estuvo en Europa para 1950), entre otros países, escenarios y podios. No solamente eso, se tienen noticias confirmadas de grabaciones más privadas y muy poco conocidas, resultado de actuaciones o presentaciones informales o amicales en apartamentos, haciendas, salas de ensayo, hoteles, etc. Y esto se verifica, específicamente para los últimos seis años de su vida.










Parker siempre hizo grabaciones calificadas para el reconocido productor Norman Granz, y siempre escucharemos a un Bird más comercializado en dichas grabaciones, ahí tenemos nerviosa improvisación pero siempre medida y bien contada, para hacer un Parker “vendible” en el mercado.












El prolífico productor Norman Granz logró las grabaciones históricas de los geniales Parker y Lester Young para 1946, de ahí salió esa belleza musical inmortal y clásica: “Oh, Lady Be Good”.














También son memorables las grabaciones de Parker para Granz del período: 1949 – 1954. También son muy importantes, sendas dos históricas sesiones del año 1950, donde Parker se reúne en junio con Dizzy Gillespie, y los acompañaron Buddy Rich y Thelonious Monk en la sección rítmica.














Se ha criticado mucho, la grabación de Charlie Parker con los cantantes de Dave Lambert, y hasta patética llamaron a esta discografía.














Tampoco fueron buenas las críticas, cuando grabó con la orquesta de cuerdas, donde Parker intentó seriamente hacer música seria e intelectual, y se conoce que a Charlie Parker le gustó mucho su grabación del tema: “Just Friends”,













En verdad, los críticos no están muy contentos con Norman Granz, ya que consideran que no hizo cardinales o vitales grabaciones de Parker con otras de sus estrellas del Jazz, tales como, la sesión planificada con el genio del Harlem Stride piano: Art Tatum, dorado proyecto que nunca se concretó y que debió ser un valioso documento pletórico de belleza musical de rango universal.












Tampoco se cristalizó el proyecto de grabar con músicos latinoamericanos, tal como ya estaba publicitado y bajo el título de: “Charlie Parker plays South of the Border”, en dicho ambicioso proyecto estaba comprometido también, Dizzy Gillespie.











Otra suerte correrían las grabaciones  de Dizzy Gillespie con el imprescindible productor y empresario Norman Granz, sobre todo, las grabaciones de los gloriosos años cincuenta y que tuvieron otro influjo e impulso en los agitados años setenta, ya para esa década, el experimentado productor Norman Granz había creado su conocido propio sello disquero: “Pablo”.










El experimentado e inteligente productor Norman Granz, siempre frenó con astucia, los conocidos ímpetus e impromptus del siempre inquieto trompetista Dizzy Gillespie, en el sentido de apelar siempre a temas raros o efectictas incluyendo interpretaciones vocales poco comunes o exóticos; o también, el gusto o inclinación muy acentuado de Dizzy por las antigüallas musicales destinadas a halagar la yema del gusto de su amplio público.











Dizzy Gillespie, por naturaleza, era un músico competitivo por raza y sangre y nervio, y por cierto, con un fuerte ego musical, y eso lo descubrió muy fácilmente el legendario Granz, con su ojo avisor y su oído de águila, es por eso, que cuando Norman Granz colocaba a Dizzy junto a otro gran maestro instrumentista de viento en la sala de grabaciones disqueras, sea  con Charlie Parker, Sonny Stitt, Roy Eldridge, Stan Getz o Sonny Rollins, etc., pues simplemente, Dizzy Gillespie se transformaba, mutaba, se convertía en una antorcha de fuego musical y producía bella música que hasta hoy es paradigma y matriz del jazz universal.











Pero, y sin embargo y a la vez, Dizzy, era todo lo contrario, cuando no tenía competencia musical absorbente al frente (cuando no sentía el acicate del maestro músico competidor que podía superarlo u opacarlo en plena grabación inmortal), y se comprueba plenamente ello, con sus propias grabaciones y con su propio sello disquero de principios de los años cincuenta (como para que no quede la menor duda), es decir, Gillespie al frente de su empresa disquera: Dee Gee, ahí tenemos no una, sino muchas grabaciones decepcionantes que confirman absoluta y palmariamente nuestras afirmaciones.












Dizzy Gillespie nos vendió insuperables temas de Jazz bueno, muy bueno y hasta excelente en grado sumo, pero, seguido o amarrado de banalidades musicales, tales como “Swing Low”, “Sweet Cadillac”,








“Umbrella Man” y








“School Days”.








No lo olvidemos, el exitoso maestro de las grabaciones de lujo del Jazz: Norman Granz, supo extraer lo mejor de Gillespie y en toda una fructífera década, por ejemplo, es de antología y paradigma musical hasta la fecha, la famosa grabación del año 1957 titulada: “I Know that You Know”, y eso fue en el contexto, de un solo stop time, del gran maestro Sonny Rollins, y seguidamente, Dizzy Gillespie simplemente se lució con un solo maravilloso de trompeta, y quedó para la posteridad como joya inmortal.













Charlie Parker, al final de su vida, todavía hacía maravillas musicales, por ejemplo, su esplendente e inolvidable concierto de 1953 en el Massey Hall de Toronto (lo acompañaron: Dizzy Gillespie, Charles Mingus, Max Roach y Bud Powell) la crítica lo calificó de plano, como “el mejor concierto de jazz de todos los tiempos”, y esa histórica placa, todavía causa sensación en los amantes del jazz de ayer y de hoy.












Charlie Parker, marcó época también en otras presentaciones, por ejemplo, la de 1952, en el Rockland Palace; o la de 1953, en Washington, con The Orchestra, también se deben contar sus innumerables giras con Stan Kenton y otros maestros músicos, o con la misma Jazz at the Philharmonic. También  hizo giras con senda orquesta de cuerdas.








Obviamente, el problema de Charlie Parker con las drogas fue muy serio, profundo y presente, y fue la causa de su desaparición física temprana y obviamente, de muchas conductas inconcebibles, raras o sorprendentes del padre del Bebop y bajo comentario. A toda esa desgracia personal de Bird (que le nublaba la mente, retorcía y estremecía su cuerpo físico, y alborotaba a sus demonios azules), se aunaron, los problemas legales y administrativos de Parker con su licencia de actuación artística, dichas trabas o problemas, se la pusieron muy difícil para presentarse en regla y en forma legal, en La Babel de Acero o Nueva York y por casi dos duros años, obviamente esa condicionante política que lo anulaba poderosamente, alteraba su ego, lo enajenaba en lo personal, le producía infelicidad, al gran maestro Parker que quería sentirse libre y suelto, para agitar sus doradas  y poderosas alas musicales en La Ciudad que nunca duerme, en la Capital del Mundo o New York.











Las poderosas incoherencias de la gran Historia, -como no podía ser de otra manera-, también se hicieron presentes en la necesaria biografía del gran maestro Charlie Parker: Severamente incomprensible por donde se le mire y observe,  y en forma absoluta y categóricamente y como  gran simbolismo insoslayable, es el notorio hecho fáctico histórico, de que el genial maestro revolucionario del Jazz mundial Charlie Parker fuera declarado persona non grata, nada más y nada menos que en el mismo templo sagrado universal del Jazz: “The Birdland”, el gran club de pura música o preciada ágora cultural jazzística y que fuera específicamente denominado así en 1950, y solamente y en alto honor del preciado saxofonista Charlie Parker o Bird.









Y para colmo de males, los críticos y narradores fáciles, no paran de meter barata tinta en una supuesta anécdota negra: Se dice que en la última presentación del consagrado Charlie Parker, y en un club de jazz, se vio ensombrecida por un vergonzoso enfrentamiento en el escenario con su pianista Bud Powell, puede haber mucho de cierto, ya que Bud Powel como bien sabemos, no andaba bien ni de los nervios, ni de la cabeza y de igual manera se pude decir de Bird, pero hacer de esos impromptus irrelevantes, grandes capítulos de jazz, nos parece más que exagerado.













Lo cierto, es que la salud — física como mental— de Parker ya no daba para más, se le iban sumando muchos males, dolencias y desequilibrios, se venía el fin. Afirmaron algunos, que tragó tintura yodo, en fallido intento de suicidio. Ya había sido internado y hasta por dos veces en el hospital de Bellevue. Para marzo de 1955 Parker cayó en su lecho de dolor para no volver a levantarse jamás. Quiso asistir a la ciudad de Boston, para cumplir con un contrato antelado en cierto club, pero el grave dolor en su úlcera se lo impidió radical y absolutamente, se quedó en el apartamento de la legendaria amiga de los maestros del Jazz: la baronesa Pannonica de Koenigswarter, simplemente esperaba la llegada de la fría muerte.











Bird se negó tajantemente a ser atendido por médico alguno, esa mala e inoportuna decisión apuró su sensible deceso, es más, Parker se negó a ir a cualquier hospital, soportó los terribles dolores físicos por tres días antes de fallecer, el gran maestro del Bebop Charlie Parker;








El parte médico oficial arrojaba, efectos mortales por suma de úlcera, con hemorragia, más neumonía. Exactamente, Parker murió a sus escasos treinta y cuatro juveniles años de edad. Pero el  galeno que lo asistió, anotó oficialmente en el parte médico de la referencia, que el finado Parker debía tener entre cincuenta y sesenta años de edad, en el momento de su deceso, o sea, el abuso de las drogas le había pasado elevada y pesada factura al gran Bird.











La sensible desaparición física de Charlie Parker, causó hondo pesar y conmoción en el mundo del Jazz, se estamparon muchas frases alusivas y para la historia grande, por ejemplo la vertida por el gran Charles Mingus, quien sentenció: “La mayoría de los solistas de Birdland tenían que esperar al siguiente disco de Parker para saber cómo tocar. ¿Qué van a hacer ahora?”, no solamente eso, el mismo Mingus agregó otra frase inmortal sobre Parker, cuando expresó categóricamente: “Bird no está muerto”, y agregó Mingus, “está escondido en algún sitio, y volverá para asustar otra vez a todo el mundo”.










En esa misma coyuntura, los seguidores, cultores y admiradores de Charlie Parker crearon la inmortal frase “Bird lives” (“Bird vive”) frase brillante y de oro, por lo tanto, imperecedera hasta la fecha, y que fuera usada como firme o acerado eslogan de guerra, o también, como talismán, insignia y llamado callejero en pintado de calles doloridas.











(Fin de la parte LI)


Lima, 08 de julio del 2019

Jaime Del Castillo Jaramillo

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