Bebop y su
conjunción de estrellas de los años 40’. La crisis de la Depresión Económica y
la Segunda Guerra Mundial parieron la revolución del Bebop. Historia del Jazz.
Parte XLVI
Por: Jaime Del Castillo Jaramillo
Para 1940,
el joven trompetista John “Dizzy” Gillespie integraba la banda del maestro Cab
Calloway, la mencionada banda, llegó en plan de gira a Kansas City, y fue en
dicha ciudad, que el trompetista Buddy Anderson (sabiendo de las altas
calidades musicales de Gillespie) le dijo a Dizzy que era la oportunidad de
escuchar a un destacado saxofonista de Kansas. El joven Gillespie ya era un
profesional de respeto en el metal y estaba rodeado de grandes maestros del
saxofón, de tal forma que no tenía mucho interés en escuchar a un saxofonista
desconocido y encima provinciano, por eso dijo displicente el juvenil Gillespie
que: “Bueno”, agregó, “¿un saxofonista? Yo toco con Chu Berry,
conozco a Benny Carter y he tocado con Coleman Hawkins, y conozco también a
Lester Young”. A insistencia del trompetista Anderson, se reunieron en una improvisada
jam session, y Gillespie cogió el piano y Charlie Parker tocó el saxo
contralto. Esa Jam Session bajo referencia, fue suficiente para que Dizzy
Gillespie quede satisfecho y absolutamente convencido que, Bird era el nuevo
ícono de la música Jazz, por eso, dijo emocionado el maestro Dizzy Gillespie lo
siguiente: “Me quedé estupefacto al ver lo
que ese tipo sabía hacer”, no solamente eso, Dizzy Gillespie dejó bien
claro que, con Parker se encontraba la puerta para ingresar a un mundo
diferente y revolucionario en el Jazz, por eso sentenció que: “Aquellos otros tipos con los que había
estado tocando no eran realmente mis colegas. Pero en el momento en que oí a
Charlie Parker me dije: éste es mi colega […]. Charlie Parker y yo nos
estábamos moviendo prácticamente en la misma dirección, pero ninguno de los dos
lo sabía”. De inmediato entonces, el maestro Dizzy Gillespie, lo nombró su
“colega” a Bird, y que por lo tanto, se adscribía a los nuevos conceptos
musicales, que luego se conocerían como el Bebop revolucionario.
John “Dizzy”
Gillespie era un niño de Cheraw, en Carolina del Sur, donde no había tradición
jazzística como sí se constataba y de antiguo en Kansas, la ciudad de Charlie
Parker. El niño John Birks Gillespie, tuvo una crianza no muy feliz, tenía
malos recuerdos de su progenitor, por eso dijo de él que: “Todos los domingos por la mañana nos pegaba nuestro padre. Así es principalmente
como le recuerdo.” Ese padre maltratador del niño “Dizzy” era un albañil
que sabía tocar el piano, y formaba parte de una orquesta local, quienes se
presentaban los fines de semana. En la casa de Gillespie, se guardaban los
instrumentos musicales de dicha banda, a fin de evitar que, los músicos, -o
viciosos o pobres-, no los empeñaran. Fue así, que el niño Gillespie se
familiarizó con instrumentos musicales y sus sonidos.
Gillespie se
apuntó a la banda de la escuela, y se inició con un trombón de varas, luego
cogió la trompeta de un vecino, y a los doce años creía que ya dominaba ambos
instrumentos musicales. Autoengañado, decía el jovencito Gillespie, que era el “mejor trompetista joven de Cheraw y
alrededores”. Pero la dura realidad, abofeteó al juvenil Gillespie, cuando
un paisano suyo y que era trompetista concertista en Filadelfia, volvió a su
ciudad de Cheraw a fin de visitar a su familia, y tocó la trompeta
profesionalmente, junto al jovencito Gillespie, y a ‘Dizzy’ no le quedó otra
cosa que decir: “Me dio toda una lección”,
y precisó los detalles de la paliza musical el buen Gillespie cuando agregó: “Sonny contó atrás y empezó a tocar en do,
pero todo lo que yo podía hacer era tratar de seguirle a tientas, porque no era
capaz de encontrar una sola nota en la trompeta […]. Me sentí destrozado,
lloré, porque se suponía que yo era el mejor trompetista de Cheraw”. Dura
lección que puso en su sitio y en su realidad al joven Dizzie Gillespie, igual
situación y condición de humillación, sufrió el joven Charlie Paker con el
maestro Jo Jones, tal como se ha contado aquí, pero esas duras lecciones de la
vida, sirvieron para que dichos jovencitos aspirantes a músicos, se dedicasen a
ser maestros y estudiaron más y practicaron mucho más y así se decantaron como
los maestros que ahora conocemos y admiramos.
Posteriormente,
y aún con quince años de edad, Dizzy Gillespie que había estudiado mucho más y
practicó como nunca, pues, ya se sentía capaz de unirse a las orquestas de jazz
foráneas que actuaban en el Elk’s Hall de su ciudad Cheraw. Aún admiraba la
música de la Teddy Hill Orchestra, interpretada en el Savoy Ballroom de Harlem.
Gillespie
admiraba al trompetista solista de la orquesta Hill, el gran maestro Roy
Eldridge (Roy David Eldridge, trompetista y cantante. Nació en Pittsburg,
Pennsylvania, el 30/01/1911, y falleció en Valley Stream, Nueva York, el 26/02/1989),
quien sería su preferido modelo a seguir. Es por eso, que Gillespie adquirió,
parecidas cualidades de su ídolo, tales como: la sólida y depurada técnica, la
emoción melódica y rítmica y el imponente registro que era inconfundible. Y con
esas credenciales asumidas y mostradas,
pues, no era difícil admitir al joven Gillespie en la Big Band de Teddy Hill y
como que así fue, y donde ocupó el mismo puesto de su ícono Roy Eldridge.
Para el
otoño de 1933, el jovencito Gillespie se matriculó en el Laurinburg Institute,
en Carolina del Norte, donde estudió música. Fue ahí donde aprendió a tocar
piano también.
Para la
primavera de 1935, su familia se mudó a Filadelfia. Ahí se reunió con su primo
Charlie Shavers, quien era solista en el sexteto de John Kirby (nacido en
Baltimore, Maryland, el 31/12/1908 - Hollywood, California, 14/06/1952, fue contrabajista,
tubista y director de big band), agrupación musical muy apreciada en su tiempo,
y más tarde integró la big band de Tommy Dorsey (nacido en Shenandoah,
Pensilvania, el 19/11/1905 – Greenwich, Connecticut, 26/11/1956, trombonista y
director de big band).
Trompetistas
convictos y confesos, Charlie Shavers y su primo Dizzy Gillespie, eran
admiradores del maestro Roy Eldridge y ambos memorizaban los solos de su ícono.
Y seguir la escuela trompetística de Eldridge, le valió a Gillespie, para entroncar
la tradición pre-Bebop de la trompeta del jazz, que abarcaba hacia atrás, hasta
Louis Armstrong, con los nuevos conceptos del Bebop antedicho, y el público
apreció bien ese desarrollo evolutivo musical, y es por eso, que Gillespie
creció en fama y en popularidad, en forma espectacular y como nunca la
obtuvieron, ningún otro músico del Bebop.
Para 1937,
Gillespie con sólo diecinueve años aún, ya lo encontramos en la Babel de Acero,
o Nueva York. Obviamente que visitó, el Savoy Ballroom, además tocó con la big
Band de Chick Webb, y lo más importante, ahí conoció al gran maestro multi –
instrumentista cubano Mario Bauza (quien
lo puso en contacto con el legendario conguero y compositor cubano Chano Pozo,
quien le enseñó la clave y la música cubana, y es por ello que Gillespie
posteriormente, sería un pionero del nuevo género musical del Latin-Jazz) y
entonces, la poderosa, dinámica y fría New York, escuchó su calidad como
trompetista y empezó a tomarle interés.
Fue ahí, en La Ciudad que nunca Duerme, que casualmente
se reunió con el maestro Teddy Hill en
el Savoy Ballroom, y este último lo contrató a Gillespie, para embarcarse en una
gira europea. Para mayo de 1937, ya se pueden apreciar sus excepcionales solos
en las grabaciones de la banda de Hill y para los temas: King Porter Stomp y
Blue Rhythm Fantasy, donde quedó clarísimo que ya era un grande del metal y muy
a la altura de la leyenda Roy Eldridge.
Gillespie
sintió un cambio de rumbo musical y más intenso, dentro de la línea del Bop que
ya iba pergueñando, y eso fue, a raíz del fichaje del baterista Kenny Clarke
(Kenneth Spearman Clarke, nacido en Pittsburg, el 09/01/1914 - París 26/01/1985,
quien ayudó a definir la rítmica para la batería del bebop. Fue el pionero en
cambiar el ritmo que controlaba la entrada y salida desde el tambor bajo hacia
el címbalo, una innovación que revolucionó todo y desde la década de los años 40’s)
para la banda de Teddy Hill, ahí fue que Gillespie decide cambiar el pulso
rítmico en el jazz moderno.
Clarke,
provenía de Pittsburgh y recogió experiencia con variadas bandas musicales del
medio oeste y la costa este, Clarke empezó imitando el ritmo ligero de Jo
Jones, el mismo que fue el primero en hacer pasar el ritmo básico del bombo hacia
el platillo ride. Pero Clarke incorpora más sonidos en las partes débiles, como
llamadas o golpes de acotación y latigazos de frenético ritmo que buscaban
encender la chispa del solista. En plena guerra, a estas explosiones frenéticas
de rítmica en la batería, le llamarían “bombas”, de ahí viene el sobrenombre de
Clarke: “Klook” (o “Kloop-Mop”).
Kenny Clarke,
fue el forjador del nuevo sonido del jazz rítmico, sobre todo en las famosas jam
sessions de Harlem, y súmese a ello, que Clarke era multi-instrumentista, y
además compositor (junto a Gillespie compusieron “Salt Peanuts” y con
Thelonious Monk crearon el famoso tema “Epistrophy”), Clarke fue el nuevo ícono
de la batería del Jazz moderno y sin lugar a dudas.
Otra
figura influyente en la música revolucionaria de Gillespie, fue su carismático
jefe: Cab Calloway, a la sazón, uno de los directores de banda más populares de
su época, debido a sus llamativos atuendos, y a su original y desenfadada
presentación escénica y por cierto, también cuenta, su original scat singing, que gustaba mucho a su público,
(el gran maestro compositor y arreglista George Gershwin tomó su muestra
escénica, para crear su personaje: Sportin’ Life de la obra: Porgy and Bess). Pero
en verdad, Cab Calloway y Dizzy Gillespie no se llevaban bien, y obviamente que
el empleado fue despedido, después de una discusión de leyenda, fuera del
escenario.
Dizzy tomó
prestadas algunas actitudes artísticas histriónicas de su ex jefe, como por
ejemplo, usar boina y ropa elegante y llamativa, como traza distintiva del
nuevo movimiento del bebop. Y claro que Gillespie sería, el único miembro icónico
del movimiento bebop, en destacarse como hombre del espectáculo.
No olvidar
que Dizzy Gillespie, tocaba trompeta y en la misma sección orquestal, con el
gran maestro cubano Mario Bauza en la Big Band de Cab Calloway, y a quien
trataba como su amigo y desde su llegada a Nueva York, por eso dijo Dizzy que: “Mario
era como mi padre”, y fue el maestro cubano quien lo interesó en la música cubana.
Así se manifiesta claramente, en el arreglo de Gillespie para el tema Pickin’
the Cabbage, y aún para la banda de Calloway.
Para 1939
Gillespie está presente en la grabación del maestro vibrafonista Lionel
Hampton, para el tema “When Lights Are Low” y “Hot Mallets”, donde estuvo codo
a codo, con los maestros Ben Webster, Coleman Hawkins, Benny Carter y Chu
Berry.
Son de
leyenda, las Jam Sessions en el Minton’s y en el Monroe’s Uptown House, ahí se
desarrolló la nueva música del Bebop. Thelonious Monk al piano y Kenny Clarke
en la batería fueron los primeros iniciadores, los pioneros beboppers, y los
que aparecían en la planilla del local, los demás eran simplemente invitados,
tales como los jóvenes Gillespie, o Parker, o Jimmy Blanton o Charlie
Christian, etc., y también asistían los maestros consagrados, tales como Roy
Eldridge, Coleman Hawkins, Lester Young, Benny Goodman, Ben Webster, entre
otros maestros.
Thelonious
Monk estaba interesado en nuevas armonías y patrones rítmicos y coincidía con
Gillespie y Parker. Monk nació el 10/10/1917 en Rocky Mountain (Carolina del
Norte), pero se crió en el barrio neoyorquino de San Juan Hill. Aprendió música
en Harlem, a los dieciséis años se fue de gira con músicos evangélicos. Cuando
fue pianista fijo del Minton’s era un absoluto desconocido.
Junto al
juvenil pianista Monk y a los músicos del Minton’s, se sumaría el joven
saxofonista contralto Charlie Parker, quien venía de tocar del vecino
establecimiento Clark Monroe’s Uptown House. Las estrellas empezaron a
fulgurar, lanzando sus innovadores rayos de Bebop: Clarke, Monk, Parker y
Gillespie, pulieron y refinaron su nuevo mensaje, estilo y proyección musical. Y
cuando se sintieron maduros y completos, se mostraron reeditando temas
consagrados tales como “I Got Rhythm” y sobre esa melodía inicial, soltaron sus
nuevas creaciones e inventivas e inquietudes musicales, su estilo eran los tempos
rápidos y la técnica sorprendente, la misma que causaría admiración, sorpresa y
aplauso.
Eran los
tiempos cuando Parker y Gillespie, integraban la big band de Earl Hines. No
olvidar que desde 1928 hasta 1939, Hines había sobrevivido a la devastadora
Depresión Económica y financiera nacional, gracias a que no perdió su lugar
como director de la orquesta de la Grand Terrace, el lujoso y elitista club
nocturno de Chicago o La Segunda Ciudad, o La Ciudad de los Vientos.
Earl Hines
dejaba expresarse a sus músicos, y
contrató a los mejores exponentes por cada instrumento y por ello tuvo gran
éxito para 1943, y con el estilo del Swing, ahí estaban sus arreglistas: Jimmy
Mundy, Budd Johnson, Quinn Wilson y otros. Hines era muy versátil y atento a
las expresiones y corrientes musicales de su tiempo, por eso es que estaba con
un pie en el swing popular, pero daba pie también, a los sonidos más modernos
como el bebop, y ello se notó para 1941, cuando bajo su manija, todos sus
connotados músicos: Billy Eckstine, Budd Johnson, Freddie Webster, Little Benny
Harris y Shadow Wilson hicieron música moderna de Jazz.
Hines, al
culminar 1942, se dio cuenta que tenía que abrir puertas a la modernidad del
Jazz y contrató a Gillespie, quien ya era famoso por sus aportes a la Big Band
de Cab Calloway, Lucky Millinder y otros. Hines no contento con ello, contrató después
a Charlie Parker con su saxo tenor (para cubrir el puesto de Budd Johnson) y por
si fuera poco, contrató a la excelente cantante Sarah Vaughan (Sarah Lois
Vaughan, nacida en Newark, Nueva Jersey, el 27/03/1924 -Los Ángeles,
California, 3/04/1990, apodada Sassy y La Divina. Junto con Billie Holiday y Ella
Fitzgerald, es considerada una de las más importantes e influyentes voces
femeninas del género). O sea, las estrellas del Bebop ya estaban en tarima y en
el mejor lugar de la historia, para hacer sonar su nuevo mundo musical.
Dizzy Gillespie,
siempre astuto, aprovechó las calidades técnicas e instrumentales de la
pianista (reemplazaba como pianista al mismo director Earl Hines) y cantante
Sara Vaughan y comenzó a componer temas
y partituras, que exploten el excepcional arte del canto de Vaughan, fue en esa
coyuntura que nació el inmortal tema “Night in Tunisia”, que sin lugar a dudas
es el himno del bop, y que fuera grabado primeramente con Vaughan, pero con el título
de “Interlude”. Esos fueron los años dorados, con un Dream Team de ensueño o la
banda de Hines, y a fines de la Segunda
Guerra Mundial.
No
olvidar, que por la crisis de la guerra hubo veto a las grabaciones
discográficas, por eso, la gran orquesta de Earl Hines de 1943, es junto a
orquesta de Buddy Bolden, las agrupaciones musicales que no grabaron, siendo
las más importantes de la historia del jazz.
Poco a poco,
se marcharon las estrellas de la banda de Hines, por ejemplo, Little Benny
Harris lo abandonó para julio de 1943, y Charlie Parker se fue para el mes de
agosto. Lo siguió Billy Eckstine (William Clarence Eckstein, nació en
Pittsburgh, el 8/07/1914 - ibídem, 8/03/1993; cantante de jazz y música pop,
con voz de barítono, lideró una de las primeras big band de bop y fue el primer
cantante negro de baladas románticas, por eso fue llamado el Sinatra negro.
Destacó también en el Soul y el rhythm and blues), quien creó su propia
orquesta, y reclutó ahí a varios talentos de la big band de Hines, y entre
ellos estuvo Dizzy Gillespie y Sara Vaughan.
El cantante
Eckstine no tuvo mucha suerte con su propia banda, pero para 1940 mostró
poderío musical con estilo de jazz moderno y por lo tanto, fue una de las principales
orquestas precursores del Bebop, con Gillespie, Woody Herman y otros.
(Fin de la
parte XLVI)
Lima, 12
de febrero del 2019
Jaime Del
Castillo Jaramillo
http://salsaconcausa.blogspot.pe
@jaimedelcastill
yeagob2@gmail.com
https://www.facebook.com/ddaniel.vvega.3
No hay comentarios:
Publicar un comentario