Duke Ellington y sus nuevos
estilos sonoros y el fin de las Big Bands. Música clásica fusionada con Jazz
otra vez no tuvo suerte. Historia del Jazz. Parte XLIII
El señero,
original y prolífico maestro Duke
Ellington tuvo altas aspiraciones con su musa y con sus novedosas
creaciones musicales, fue un visionario, pero un pragmático a medias, por lo
menos, sacó provecho en cuanto a posicionamiento musical de la inmensa ola de
popularidad que ganó el swing, sobre todo, montado en el ritmo impuesto por el
gran maestro Benny Goodman.
Aunque en
verdad, Duke Ellington quería
imponer siempre, su propio ritmo y sonido, él buscaba originalidad musical,
cuando aún las Big Bands estaban en
pleno apogeo. Pero, Ellington siempre
optó por su sello personal, y empezó entonces a experimentar con las disonancias y lo hizo de manera notoria
y central, de tal forma que transformó el sonido del jazz y generó nuevas
melodías, nuevos escenarios sonoros y nuevos conceptos jazzísticos.
Es fácil
percibir en sus originales temas, que eran a la postre, no tan fáciles, para el
canto ordinario del jazz, y eso fue lo novedoso y su marca de presentación en
el mundo del jazz, entonces, como es de suponerse, el maestro Duke Ellington en cada presentación que
hacía, se preocupaba en hacer sonar y posicionar ante el gran público, sus propias
creaciones originales.
No tuvo
miedo Ellington y subió cuesta
arriba con su nueva música, se tenía mucha fe, pero no siempre tuvo éxito, no
siempre le fue fácil y llano y perfumado, el camino hacia el éxito; en verdad, los
críticos y el público, fueron injustos con este gran visionario e imaginativo
innovador: a pesar de la gran cantidad de obras largas y novedosas, tales como,
poemas sinfónicos, mini-conciertos para sus solistas instrumentales, llamativos
blues, refinamiento en su stride, o ya
sea, en su estilo “Nueva Orleans”; y
en general, el Duke, se caracteriza,
por mucha y demasiada experimentación musical y en diversas direcciones, planos
y ritmos.
En medio
de esta vorágine de sonidos y ritmos y experimentaciones marca Duke Ellington, le sobrevino el súbito éxito
inmortal para 1937, con su obra de aire
oriental “Caravan”, (en colaboración con el trombón de Juan Tizol).
Ellington fue persistente y más
que persistente, en hacer sonar su original “Diminuendo
and Crescendo in Blue”
obteniendo
el aplauso inmediato, por su originalidad y voluptuosidad musical y cuando su
público le pedía swing, -como quiera que estaba en boga dicho ritmo-, pues
inmediatamente hacía sonar sus originales temas, también en riffs tradicionales, pero con nuevas
técnicas, y también recibieron aplauso, su versión de: “Opus One”, y, de otro
lado, gustó mucho su:
“In the Mood”,
también
gustó, su versión de “A String of
Pearls”, y de
“Flying Home”
entre
otras geniales versiones más.
Es más, Ellington ponía la valla alta a sus
competidores, con arreglos musicales difíciles y para Swing, y ello se puede
verificar fácilmente, con los temas:
“Cotton Tail”
o
“Braggin’ in Brass”
Estas son,
un par de obras magistrales del género, la primera resulta sumamente difícil de
tararear y la segunda imposible, obviamente, pues así fueron hechas a propósito,
para marcar la diferencia.
Duke Ellington no era muy afecto
a sus propias obras de aliento y aplauso popular, nos referimos, a los temas
que eran parte del río musical de su tiempo, por ejemplo, su composición:
“Solitude”,
en cuanto
a esta pieza musical, dijo, que la había compuesto en 20 minutos, para poder completar
un tema que faltaba, a fin de culminar una placa discográfica; y en cuanto a su
pieza musical
“In a
Sentimental Mood”,
declaró, que
la produjo en Durham (Carolina del Norte) para enfriar una fiesta que se salía
de control.
Fue 1936,
el año más duro para Duke Ellington,
toda vez que el swing estaba en boga
y dominio, desde el Atlántico hasta el Pacífico, y desde Canadá hasta México, y
Ellington siempre se puso de costado ante esa poderosa y avasalladora corriente
musical, es por eso, que grabó escasamente y no brilló, ni figuró; por ende, su
Big Band no pasaba del quinto puesto, en la encuesta del Metronome de la coyuntura.
Frente a
la proliferación nacional de big bands, el maestro Ellington decide no seguir esa corriente en boga, y para diferenciarse claramente de esa ríada
musical en boga, pues, al término de ese año, empieza a grabar con un combo
musical, alejándose de la moda de las Big Bands, con ello se adelantó y
visionariamente a la próxima caída o declive definitivo de las Big Bands, de la
que el buen Duke sería testigo.
Al cabo de
dos años posteriores, Duke Ellington llegó
a plasmar discográficamente, más de sesenta (60) placas en el formato de combo,
pero no tuvo mucha suerte en su difusión
radial, y solamente el tema “Jeep’s
Blues”, fue muy difundido:
ahí fue que
grabó, con el gran maestro Johnny Hodges
o John Cornelius Hodges (Cambridge, Massachusetts, 25/07/1907 - Nueva York, 11/05/1970)
quien fuera gran saxofonista alto y soprano, y llamado “Jeep”, destacado solista que integró su Big Band, y por cierto, es
considerado como uno de los tres saxofonistas altos más importantes de la
historia del jazz, junto a Benny Carter
y Charlie Parker.
Para el
año de 1937, el maestro Ellington
retomó el formato de big band, y fue, en esa coyuntura que graba sus exitosos y
complejos temas: “Diminuendo in Blue y
Crescendo in Blue”, como simples
temas o tracks adicionales y que iban en ambos lados de su placa en 78 r.p.m.
Pero, en
verdad de verdades, su éxito absoluto, en materia de ventas de ese año, fue el hoy
clásico de clásicos del Latin Jazz: “Caravan”,
el mismo que fuera compuesto con aires orientales y que en su momento sonó como
algo muy extraño en el jazz coyuntural de esa fecha, en específico.
El gran
maestro Duke Ellington y su Big Band,
comenzó su edad de oro musical en los años 30’, y que solamente fue parada en
seco, cuando se suspendió todo tipo de grabaciones, por la crisis mundial
debido la eclosión de la Segunda Guerra Mundial.
Duke Ellington nunca abandonó
sus sorprendentes y originales obras musicales y que llevaba al vinilo, y su
gran producción de oro, estuvo entre los años 1938 y 1942.
Al término
de la década de los años 30’, el maestro Ellington,
incorpora a su poderosa Big Band a los maestros: Billy Strayhorn (William Thomas "Billy" Strayhorn,
compositor, pianista y arreglista, acompañó a Duke Ellington, por casi 30 años.
Nació un 29/11/1915, en Dayton, Ohio, y fallece un 31/05/1967, en Nueva York); Ben Webster (saxofonista tenor, y es
uno de los "3 grandes" saxofonistas tenores del swing, al lado de los
maestros Coleman Hawkins y Lester Young, nació un 27/03/1909, en Kansas City, Missouri, y
fallece un 20/09/1973, en Amsterdam, Países Bajos); y, Jimmy Blanton (contrabajista, y quien se hizo famoso como pionero,
en el estilo pizzicato y también por sus aplaudidos solos con el arco. Nació un
5/10/1918, en Chattanooga, Tennessee, y fallece 30/07/1942, en California).
Para el
año de 1938, la Big Band de Ellington,
publicó varias grabaciones que rápidamente se hicieron clásicas, tales como:
“Steppin’ into Swing Society”,
ésta fue la
primera grabación de dicha Big Band en ese año, y se distinguió porque mostró
el marcado estilo Ellington en los arreglos
de swing en tempo medio, y se convirtió en la melodía base de esos
tiempos.
Ese
clásico Swing en tempo medio de Ellington,
se evidencia también en otras grabaciones del mismo año 1938, especialmente en
dos piezas que ejecutan sus mejores solistas de metal:
“Riding on a Blue Note”,
con una inolvidable e
impecable ejecución del trompetista Cootie
Williams (Charles Melvin Williams, nació un 24/07/1910 o 10/07/1911, en
Mobile, Alabama, y fallece un 15/09/1985, en New York), y
“Boy Meets Horn”,
donde se
lució Rex Stewart (Rex William
Stewart, nació un 22/02/1907, en Filadelfia, Pensilvania, y fallece un
7/09/1967, Los Ángeles, California), con el clásico efecto de medio pistón en
el metal.
También
hizo grabaciones maravillosas en materia de veloz virtuosismo solista, tal fue
el caso del tema:
“Braggin’
in Brass”
ese tema se
constituyó en clásico del género, es un original y novedoso arreglo, ejecutado magistralmente
por su Big Band.
También el
gran maestro Duke Ellington hizo
maravillas en cuanto al estilo de música “ambiental”,
lacónicos, pero con mucho color y ritmo, por ejemplo su inmortal tema:
“Blue Light”,
“Lost in Meditation”,
y
El
prolífico maestro Duke Ellington, no
solamente tenía refinada imaginación y buen sentido del gusto musical, sino que
además, innovaba la música con nuevos y diversos recursos de estilo, y los
críticos, llamaron a su música: lastimeras llamadas de blues, o, armonías
impresionistas, o inflexiones de balada romántica.
Lo cierto,
es que Ellington, fue un genio, para
llenar de sustancia sus temas ambientales de tres minutos (de igual proyección
fue el legendario Jelly Roll Morton).
Para finales
del año 1938, el jovencito compositor Billy
Strayhorn (16 años menor que Ellington, procedente de Ohio, hizo música en
Nueva Jersey, Carolina del Norte y Pennsylvania), abordó al maestro Duke Ellington (acompañaría en los
arreglos y piano por tres décadas, al maestro Ellington, y le corresponderían más
de dos centenares de temas), en Pittsburgh, para tratar de mostrarle, una de
sus composiciones, se trataba de “Lush
Life”,
Duke Ellington, pasó muchos
sufrimientos con su banda, en primer lugar, el abandono de sus mejores músicos;
en segundo lugar, la grave crisis económica de la post Segunda Guerra Mundial;
tercero, el impuesto sobre los salones de baile, que alejó a los bailadores;
cuarto, la aparición de la televisión, que apartó al gran público de los
grandes salones, y les generó además, nuevas distracciones, como el Rock And
Roll o Frank Sinatra; quinta, la desgracia de las Big Bands, que cayeron para
no regresar jamás, el mismo Count Basie y su Big Band, tuvo que adaptarse y con
serias limitaciones para no perecer; sexto, la radio, dejó de ser el gran
agente publicitario gratuito del Jazz en general; y por si fuera poco, los
críticos fueron mordaces y perversos contra Ellington, le llegaron a decir, que se retire porque su música ya
era vieja y desfasada.
Ellington, por necesidad y por
subsistencia, tuvo que salir de Estados Unidos, y se hizo, a sí mismo, oficioso
embajador honorífico del jazz, y viajó por los cinco continentes: Asia,
Australia, el norte de África, Latinoamérica, Europa occidental y por si fuera
poco, la Unión Soviética. No solamente eso, para su cumpleaños número 70°, fue
homenajeado en la misma Casa Blanca. Y
en otro momento, el presidente francés Georges
Pompidou, lo condecoró con la honorífica y codiciada “Legión de Honor”. Y por si fuera poco, en Etiopía, el legendario
gobernante Haile Selassie le otorgó
la Estrella del Emperador.
No
solamente eso, casi ganó el ambicionado premio
Pulitzer, pero a último momento, no se lo concedieron, causando gran
malestar dicha actitud vergonzosa, en el mundo del jazz.
Para enero
de 1974, Duke Ellington fue
hospitalizado en Los Ángeles, para diagnosticarle cáncer de pulmón. Pero en
marzo de 1974, fue nuevamente hospitalizado, y a mitad de una gira, ingresó al Columbia Presbyterian Hospital de Nueva
York. Fue un fatídico, 24 de mayo, cuando falleció de neumonía, el gran Duke, y
su entierro fue multitudinario, donde
asistieron más de diez mil personas a
darle el último saludo, adiós y homenaje.
Como es
muy común, los que ayer lo criticaron, tras su muerte, lo alabaron y le
rindieron homenajes, y hasta lo compararon a Ellington con Bach,
Beethoven y Schönberg. No
solamente eso, el presidente Nixon
le rindió panegíricos y lo denominó, como el
compositor más sobresaliente del país, y el influyente medio New York Times, coincidió en esos
términos encomiásticos con el mandatario Nixon,
titulando su necrológica de la esperada portada, con la siguiente leyenda: “El
compositor más importante de América”.
(Fin de la
parte XLIII)
Lima, 05
de enero del 2019
Jaime Del
Castillo Jaramillo
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@jaimedelcastill
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